CAPÍTULO 28: 48 Horas Desaparecida.

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Estoy intentando soportar y que las lágrimas no salgan de mis ojos. Pero eso es imposible cuando tienes a un maldito bastardo cerca de ti.

Un bastardo que te mira con ojos de lujuria y maldad. Un enfermo que desea arrancarte la ropa y profanar tu cuerpo, como si fueses basura.

Basura... así me siento ahora mismo con sus ojos recorriendo mi cuerpo al igual que la yema de sus dedos.

Tan solo su fino contacto me hace querer vomitar. Me da asco el sonido de su respiración, su olor, su mirada, todo de él me causa repulsión.

Lo que más me inquieta es que haya estado en mi vida todo este tiempo tan tranquilamente. Jamás me imaginé el monstruo que escondía detrás de esa persona amable y atenta que fingía ser.

Aunque al principio no me dio buena espina, con el tiempo llegué a confiar en él. Lo peor es que Rachel confiaba en él y fue quien la lastimó.

Y aunque lo repudio no puedo evitar verlo a los ojos, tratando de que me haya confundido y en realidad no sea él. O al menos busco algún tipo de arrepentimiento en su mirada azul como el mar.

Pero no, tal cual, su mirada es fría cual mar congelado.

- ¿Te gustan mis ojos? - me pregunta al notar que los estoy mirando.

- ¡Pudrete Dave! - digo su nombre para ver la reacción en él.

- ¿Dave?

Comienza a reír y me suelta para alejarse y darse la vuelta. Por la parte atrás de la cabeza toma el pasamontañas y comienza a sacarlo. Cuando lo hace libera la melena larga y rubia.

- Esto acalora mucho. - comenta antes de girarse y dejarme ver su rostro.

Al ver su cara no me sorprendo demasiado puesto que ya lo sospechaba, sin embargo, aún tenía un ápice de esperanza de que no fuese él.

- ¿Te da gusto ver mi rostro? - cuestiona cual narcisista.

- Dave... - mi voz se quiebra, evidentemente estoy totalmente desilusionada.

- Sí, bueno, mi verdadero nombre es Marcus, pero puedes decirme Dave o como gustes.

Se acerca a mí. Yo aún sigo pegada a la pared. Esta vez mis lágrimas salieron incontrolablemente de mis ojos haciendo de mis mejillas su centro de deslizamiento.

- No llores. En realidad no fingí frente a ti.

¿En realidad cree que eso podría consolarme? Estoy muerta de miedo, me importa muy poco si fingió o no. Lo que me interesa ahora es que no vaya a dañarme como lo hizo con Rachel.

- ¿Qué quieres de mí? - indago con la voz entrecortada.

- ¿Yo? - hace una pausa mientras acaricia su mentón con la mano. - La pregunta es; ¿qué quiere Carolina contigo?

Se acerca de nuevo a mí. Siento el calor emanar de su cuerpo. Mis manos están frías y temblorosas. En estos momentos mi cuerpo parece un celular vibrando.

Mi respiración es agitada al igual que los latidos de mi corazón. Estoy aterrada. Tanto que ni si quiera puedo moverme.

- Sé lo que quiere ella de mí. - respondo como puedo, con la voz sin dejar de temblar. - Pero tú... ¿Qué tienes que ver en todo esto?

Dave, o Marcus, como sea que se llame. Él toma una de mis manos para colocarla entre las suyas y acariciarla.

- Estás muerta de miedo. - levanta la cabeza y sonríe. - Me gustas, quiero que seas mía, pero tú... tú solo tienes ojos para él, ¿no?

MATRIMONIO POR CONTRATO 2: Caminos entrelazados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora