Be Happy

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Después de armarse de valor, Juliana salió de su habitación finalmente, John estaba terminando de servir la comida y Guille estaba ayudando a Valentina a darle los últimos toques a la mesa.

La rubia sabía que Juliana estaba ahí, pero optó por ignorarla, por su bien emocional, sin siquiera mirarla se sentó en la mesa junto al asiento de Guille.

-Juliana, siéntate, debes estar hambrienta, la comida la hicimos entre todos.- Dijo John jocoso como siempre.

-Perdón, debí ayudarlos.- Lamentó Juliana sentándose en la cabeza de la mesa.

-No pasa nada, Guillermo preparó arroz y Valentina me ayuda con el guisado.- dijo sentándose a la izquierda de Juliana con una sonrisa de satisfacción.

Valentina regresó a su postura de hundir su cabeza en el plato, evitando cualquier contacto visual con los demás en la mesa.

La tensión se podía sentir en el aire, lo cual era bastante incómodo para los dos hombres presentes que se miraban sin entender del todo, pero el pelinegro ya se iba haciendo una idea.

-Am...Estábamos viendo que tienes varias películas aquí.- Dijo el rubio tratando de romper el silencio.

-Si, si, ya creo que te aburres aquí Juli.- Siguió Guille.

-Si, las trae mi hermano cada que viene, no viene mucho, así que siempre trae consigo más de 30.- Respondió Juliana sin darle mucha importancia al asunto.

-¿Sergio? No he sabido de él por años.- Preguntó Guille, casi había olvidado que la pelinegra tenía un hermano de la edad de Valentina.

-Si, se volvió arquitecto al final, va bastante bien y parece disfrutar su trabajo, no viene seguido ya que no tiene mucho tiempo y entrar aquí es difícil, pero hace lo que puede.- Juliana no pudo evitar trasladarse a la última vez que había visto a Sergio.

Habían pasado ya varios meses de eso. Había llegado en una moto todo terreno que rentó a las afueras. Recuerda que Sergio venía vestido como si fuera el siguiente Bear Grylls. Bajándose de manera energética de la moto.

A los hombres realmente les gustaban esas clase de cosas. Fue lo que pensó Juliana en ese momento

Venía con dos enormes cajas llenas de muchas cosas, algunas prendas de ropa, libros, tenis, botas, películas por supuesto, discos llenos con música, un par de libretas y lapiceros, focos, herramientas para jardín, incluso un pequeño Estero que se conectaba a la computadora.

Juliana en ese momento lo miró asombrada, ella no se había planteado que a larga podría llegar a necesitar varias de esas cosas.

Alcanzó a abrazar con fuerza a su hermano que la recibió cálidamente con el pecho lleno de orgullo. Su hermana a pesar de lo transparente que podría llegar a ser, le era difícil expresar sus emociones de manera correcta.

Supuso que había hecho un buen trabajo. Aunque ahora entienden porque Juliana tiene tanta ropa que le calza grande.

Sergio se quedó dos noches y después como vino se fue.

Juliana no piensa a menudo en él, ya que sabe que si lo hace lo extrañaría demasiado, aún así, lo tenía presente cada que escuchaba música, cada que ponía uno de sus discos, que veía una de las comedias que le traía ya que sabía que le encantaban.

-Sergio siempre se notó que era buen hermano.- Comentó Valentina sacando a Juliana de sus pensamientos alcanzando a mirar los ojos azules de la rubia.

Si, entre otras cosas Sergio odiaba a Valentina, algo un poco infundado, pero estaba seguro que si se volvían a ver, no sería tan agradable.

-Si...es buen hermano.- Susurró Juliana antes de hundir el tenedor en su comida.

You're My Robin HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora