Nunca deje de pensar en ti, capítulo 15

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Estaban los cuatro desayunando en un silencio un poco incomodo, en especial porque Guillermo estaba mirando disimuladamente a Juliana qué bebía un poco de agua y sentía la mirada pesada del moreno.

-Yo...creo que regresaré al cuarto, si no te importa Juls- Rompió el silencio Valentina que ya había terminado de comer y la tensión del ambiente la estaba asfixiando.

-Claro, no te preocupes, ya me encargo de yo- Le respondió en voz baja, y sin decir nada más la rubia se encerró en el cuarto donde antes estaba su hermano.

-Yo creo que sería bueno si me pongo a trabajar en la radio- Dijo John mientras termina de engullir lo último de su plato.

-¿Radio?- Preguntó Juliana confundida.

-Oh cierto, olvide decirles- Se limpió la boca con una servilleta y volvió a dejar los brazos reposando en la mesa posando para empezar su explicación. -Cuando fui por el equipaje entre la cabina para...- Suspiró. -Creía que lo menos que merecía Pablo, el piloto era un funeral decente a dejar que vengan por su cuerpo qué seguramente ya estaría descompuesto para entonces, pero también al entrar me di cuenta que la radio seguía en su lugar, no funciona, pero creo que puedo repararla ya que parece que nadie viene por nosotros- Termino de explicar antes de levantarse a recoger los platos.

-¿Y dónde está?- Preguntó Guillermo curioso.

-Está dentro de una maleta que deje junto el equipaje de la señorita Valentina, iré por ella para empezar- Dijo mientras escurría los platos que había lavado rápidamente para dejarlos reposar en el escurridor.

-Está bien, yo ahorita los secó- Lo tranquilizó Juliana ya que vi un poco de aprensión a dejarlos así.

-Gracias, permiso- Sonrió al moreno antes de entrar al cuarto de Juliana donde estaba el equipaje de Valentina.

Guillermo y Juliana se quedaron en la cocina sin saber qué decir o hacer, si antes era una situación incómoda ahora simplemente insoportable.

-Es bueno verte de nuevo, luces bien- Comentó Guillermo de manera inocente, Juliana no era la misma, él era incluso dos años más grande qué Valentina, así que cuando la conoció no era más que una niña, pero esa niña estaba muy en el pasado, quizá aún no era una mujer en su totalidad, pero no estaba muy lejos de serlo, el pubertad le sentó bien, demasiado.

-Gracias- Susurró Juliana un poco sonrojada y volvieron a quedarse en silencio sin saber qué más decir.

Pasado unos minutos fue Juliana quien rompió el silencio solo para anunciar que iba a secar los platos.

-¿Quieres que te ayude?- Se ofreció el moreno.

-Está bien, no creo sea bueno para tu pierna que estés mucho tiempo parado- Explicó dulcemente.

Guillermo se aceptó aquello en silencio y ahora con Juliana levantada girada hacia el lavabo pudo detallarla un poco más, los shorts no eran muy cortos y dejaban ver la longitud de sus piernas, estaba bronceada y sus músculos estaba torneados, sigo subiendo su mirada hasta llegar a sus glúteos donde decidió mejor concentrarse en las manchas del techo sintiéndose como un completo pervertido. Él vio a Juliana crecer, desde que tenía catorce, cuando fueron a la playa y su traje de baño tenía holanes y le daba ternura, en especial porque contrastaba con él de Valentina que era un poco más sugerente. En ese momento aquello le daba ternura y verla de nuevo convertida en una hermosa jovencita le sentaba extraño. Incluso más de una vez acusó a Valentina de ser una asaltacunas qué solo quería pervertir la joven mente de Juliana, pero ahora...

-¿Te sientes mal?- Una voz lo sacó de sus pensamientos y vio a Juliana sentada a su lado donde antes estaba John con una mirada preocupada.

-Estoy bien- Respondió nervioso. -Todo es un poco extraño, ¿sabes?- Expresó suspirando.

You're My Robin HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora