Suena la lluvia, como polvo de cristales;
en mis rodillas saltan las gotas ya caídas;
me embriaga el dulce aroma de un nuevo petricor.
El cielo, lila y rosa, sueña en la lejanía.
Pienso en el amor, en el amor maduro.
Pienso en tu mirar, en tu mirar profundo
y en el resplandor de nuestras noches juntos;
en las murallas que se alzan en este mundo oscuro.
Aquí guardo los besos que a ti te pertenecen:
en un silencio sordo, que quiere retenerte.
Qué importa si la espera me causa alguna herida;
el amor es un sujeto sacrificado, y no escatima.
En medio de la lluvia, ¡mi alma quiere verte
aparecer entre la niebla, y que me abraces de repente!
Te espero en el alero, contando los segundos.
J.D.G.L.
Aquí, no hay casualidades...