LLUVIA PARA DOS

21 6 2
                                    

Aroma nocturno.

Aroma de lluvia...

Yo la contemplaba entre cristales acuosos,

empañados de amor;

ella solo caminaba entre las gotas,

y la lluvia caía

como miles de dedos sobre su piel de hilo,

libro mojado...

Divino sfumato,

su silueta a contraluz

entre la fina niebla.

Sus pies, descalzos sobre las cenizas,

sus alas abiertas,

la tez como una quebrada

que moría en sus cabellos...

Ella, era toda lejanía

y cercanía,

proximidad de mis deseos;

naturaleza viva,

crepitar de risas...

Yo la contemplaba, y me moría,

moría ante la tentación...

Poseído por la lluvia

escrudiñando en su cuerpo,

avancé hacia ella,

rojiza como un arce;

arce de primavera...

Tan bella...

Estreché su mano entre la mía

y en el calor de ese instante,

vacié en ella mi locura,

mi dolor y mis ansias;

y en una mirada de sus ojos de ceniza,

flamearon un par de luceros;

y en el carboncillo de su pelo

fatal promesa de caricias...

¡Rompió el precinto de amor!

Iluminó con su rostro el mío

y selló con el lacre de sus labios

la carta de mi voz;

hedonismo fue

su beso de takifugu,

de sirena humana,

y luego,

su kanji de ósculos sin dirección,

donde ella fue cincel,

y yo madera labrada...

bajo esa lluvia para dos.

KenopsiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora