MISIVA DE DESPEDIDA

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Quitarme este dolor deseo

como se quita una vestidura raída.

Esta tristeza que irreconozco,

que antes no me pertenecía.

¿Oyen esas notas?

Resuenan en mi oído

mas no me llegan al corazón.

No sé si es llenura, si es vacío;

tan solo sé

que no he sido, no soy, ni seré

- lo sé –;

más que un pesar, vistiendo hipocresía.

Me faltan inspiración, fuerzas, letras.

¿Por qué?, ¿por qué?

Me susurra la estancia desierta

que es debido a vos.

¡Qué ironía!

Un día, te quería;

te aborrecía unos años después

por tu fiereza,

por tus manías...

En medio de aquel temporal

la calma, lejana, veía

y moribunda, mi esperanza vivía.

Yo, yo ansiaba tu partida.

Hoy, que irte es la premisa,

preguntas que si te vas,

¿qué haría?

No; no celebrar.

Le daré lo que se merezca

a tu ausencia.

Tal vez lágrimas, quizás, ovaciones,

pero a vos, te doy las gracias sin cinismos.

Pues sin tus guerras

no supe de mis paces

y el sufrimiento que me causaste

este tendido tiempo,

logró purificarme.

Preguntas que, si te mueres,

¿qué haría yo?

Solo dolerme de tu muerte

y alegrarme de tu paz.

Ahora que amanece el definitivo adiós,

¡ojalá nunca anochezca!

¡Larga vida al nuevo sol!

No sé si es el final de mis tribulaciones.

Pero sé que es el inicio de muchas revoluciones,

y, ya que hay voces que son ruidos

y silencios que son música,

que se apague ya tu voz

y la melodía perdure.

Es un precioso ensueño estar sin vos,

pero, ¿y si nunca te fueras?

¿Y si volvieras?

Pues, para eso, tengo esta respuesta:

"No se detendrá el mundo en mis deseos,

ni en tus indecisiones.

Vete, o vuelve, yo...

Te amo y te amaré

mientras el amor siga acostumbrado

a no cerrar las puertas."

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