Alégrate de tu suerte,
porque hay quien gime sin llanto
porque su vientre es arcilloso,
porque nunca fue abonado...
Mas el tuyo, negro y santo,
bahoso y tierno arroyo...
que a viva causa de tu arrebato,
hoy, luciendo redondo,
ocultas con desencanto,
es la perla negra
que muchas "ellas" codician...
¿Y piensas aún en sacar de él aquel regalo?
Regocíjate de tu suerte;
unos claman salir de la tumba,
infierno de una muerte injusta,
como de la catalepsia
mientras al oído
la no cordura te murmura...
¿Qué haces?; ¡¿qué haces?!
No atentes contra ti mismo;
¡ese crimen no tiene mesura!
Arroja ese cuchillo,
y clávaselo a tus ganas de morir...
Pobres seres sin existencia...
Se retuercen por revivir,
y si salen...
será solo para ser muertos,
será solo para no ser...
¡La inconformidad, es una manta que no abriga...!;
¡la ingratitud, es un beso sin tacto!
Siéntate. ¡Calla!
¿Recuerdas ahora todos tus pecados?
¡Arrepiéntete, pues, de tu suerte,
que tú mismo has construido!
Los ojos son
como dos niños,
que ven la vida a su capricho...
No los malcríes...
No los dejes ver lo que no deben,
ni los censures ante lo que los embelese.
Cuida tus pensamientos,
que ellos son tiranos gobernantes,
o misericordiosos amos:
tu libertad o ilibertad
reside en ellos...
Mide tus quebrantos,
arrójalos a la balanza...
No pesarán más que los de tu vecino,
y verás,
que lo malo de tu vida es una farsa...
¡Ah! Y ni cometas la necedad
de flagelarte,
hasta sangrar sobre el vitral quebrado...
Nadie está del error excento:
la imperfección
es el gran estigma humano...
Porque quien sabio es,
bien sabe desde siempre
que vale tanto y más
actuar con yerro...
que vivir sin ello...
