Silencio repentino
nuevo y desconocido septentrión.
Época de saudades.
Eso, es el ahora.
Mi alma pereciendo, en los infiernos
que la ausencia de otros tiempos
deja.
Mi mano se cierra, la que antes asía.
Kronos; ¿a dónde te llevaste el amor?
Hoy mi cama está vacía.
Recorro la casa en soledad,
con el rumor de la neblina,
y creo ver espesas sombras
de lo que fuimos un día.
A altas horas de la noche
los recuerdos despiertan,
y el corazón se marchita.
Arriva la melancolía;
Kenopsia, perdición mía;
¡ten misericordia de mis lágrimas!
¡Si un día volvieran...!
De mi tristeza,
solo quiero los versos...
Mientras tanto,
quedarán mis huellas en el jardín,
y polvo será mi vida,
palacio abandonado...