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    Ella dormía plácidamente sobre el escritorio, con sus brazos sobre la dura madera y su cabeza entre ellos. Erwin llevaba más de cuatro horas dentro de esa oficina mientras seguía y seguía con el interminable papeleo. Al principio estuvo acompañado de la muchacha, quien le sacaba temas de conversación, pero luego de unas horas cayó dormida.

— Oye ____, creo que deberías ir a dormir a tu cuarto —el pone su mano sobre su hombro— Te dolerá la espalda.

   Pero no obtenía respuesta alguna, había caído en un sueño profundo y el hombre se preocupaba por ella, seguramente si seguía durmiendo así, despertaría con un terrible dolor de cuello y espalda.

  Ya había hecho mucho por esa noche, seguiría con los papeles faltantes por la mañana. Se levanta de su silla y se para junto al asiento de ____, intenta sacudir su hombro delicadamente y hablaba en su oído, pero ella simplemente se queja y sigue durmiendo.

— No me dejas opción —el suspira y entonces la toma en brazos muy fácilmente, cargándola como si se tratara de un bebé.

    Cuando sale de la oficina y quedan en el pasillo, ella se mueve en sus brazos y abre de golpe los ojos, sonrojandose al instante.

— N-No hace falta. Puedo caminar —susurra avergonzada.

— Tranquila, tienes mucho sueño. Yo te llevaré.

— ¿No soy pesada? —pregunta ____ preocupada.

— Para nada. Tu sigue durmiendo.

    _____ simplemente asiente con la cabeza, le costaba mantener los ojos abiertos, su sueño era mucho. Erwin camina con ella en completo silencio, tenían la suerte de que a esa hora no había nadie despierto por los pasillos, quizá todos dormían pero aún así no quería llamar mucho la atención. Cuando llegan a su cuarto, abre la puerta con dificultad y entra, cerrando la puerta a sus espaldas.

   
— Llegamos —anuncia, dejándola sobre la cama.

    Toma las mantas y la cubre, arropandola con mucho cuidado y delicadeza.

— Duerme bien —Erwin deja un beso en su frente y cuando se levantó para irse, la mano de la muchacha toca la suya— ¿Hm? —voltea a verla, viéndola con los ojos semiabiertos y un rostro muy cansado.

— Quédate —susurra la pelinegra, tirando un poco de su mano.

   Erwin se sonroja de golpe.

— ¿E-Estas segura?.

— Si Erwin, quédate.

— Dame un minuto.

   El se quita su saco, dejándolo bien tendido sobre la silla que había frente a un escritorio y se quita los zapatos. Entonces se recuesta a un lado de ____, se cubre con las mantas. Se sentía algo nervioso, no incómodo, pero se sentía extraño al dormir con ella, en especial porque le daba la espalda y no sabía muy bien en que posición quedarse.

— ¿Puedo abrazarte? —susurra Erwin en el oído de la chica.

— Claro que puedes —responde ___ sonriendo un poco.

    El rubio la abraza por la espalda y deja su mentón sobre la cabeza de ____.

— Duerme bien.

(...)

     ____ abre los ojos lentamente, dándose cuenta que ya no dormía sobre el escritorio, sino que estaba en su cuarto. Entonces los recuerdos vienen de golpe. Voltea para ver si el seguía a su lado, y ahí estaba, durmiendo plácidamente a su lado, aún teniendo su brazo rodeando la cintura de la muchacha.

Stay With Me - Erwin SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora