Stay With Me - Erwin Smith

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    Mantiene la cabeza escondida en sus brazos tras haber logrado pasar más de cinco minutos sin su incontrolable llanto.

    Tiene la espalda pegada a la lápida que le pertenece a Erwin. Pasó una hora entera ahí, aunque el funeral y la ceremonia para todos había finalizado. No podía irse, no quería, sentía que él aún estaba ahí presente y le resultaba muy difícil despedirse, como si aún no creyera todo lo que estaba pasando.

 
— ____....

   La ya nombrada, levanta la cabeza un poco asustada. Se relajó al ver que se trata de Armin, quién la mira con un poco de tristeza. Ella se levanta rápidamente, dándole una pequeña sonrisa.

— Perdón, ¿te asusté? —Armin desvía la mirada.

— No, para nada —responde ____.

— ¿Cómo...? ¿Cómo te encuentras?.

    Si supieras lo mucho que me duele cuando pienso en Erwin. Y el problema es que pienso en él todo el tiempo.

— Bastante mal. No puedo estar más de diez minutos sin llorar —suelta una risa dolida— Pero sé que me sentiré mejor con el tiempo.

— Sabes que cuentas conmigo para todo ¿si? —el rubio baja la cabeza.

   Luce como si algo dentro de él no le permitiera soltar lo que tanto quería decir. Cuando Armin está afligido por algo, era muy fácil darse cuenta. Su expresión lo deltaba.

— ¿Que pasa Armin?.

— Yo... Lo siento.

— Está bien Armin, gracias.

— No, me refiero a que... Siento que... me hayan salvado a mi y no a Erwin. Sé que el era la mejor opción... No solo por lo bueno que era sino que... Te lo he quitado cuando ni siquiera tenían que haber sido así las cosas.

   El corazón de la muchacha se paraliza por unos cortos segundos. ¿En serio Armin se disculpaba por algo así? Un vacío se apodera de su cuerpo, sintiéndose realmente mal por sus palabras.

— ¿Q-que...?.

— Lo siento mucho... Lo siento, lo siento —solloza Armin.

  ____ lo toma bruscamente de los hombros, mirándolo con el rostro empapado en lágrimas. Se miran por unos cuantos segundos antes de romper en un desgarrador llanto.

— ¿¡Por qué me pides perdón?! ¡No..! No te atrevas a disculparte Armin, esto no es ni jamás será tu culpa tonto. Entiéndelo —ella lo abraza, ahogando su llanto en el hombro del rubio.

— ¡Y-Yo tendría que estar muerto...! ¡Yo! ¡No el! —grita Armin entre lágrimas y sollozos.



— ¡Armin! Escúchame —toma el rostro de su amigo, obligandolo a mirarla— Tu no elegiste haber sido salvado y sé que crees que no debió ser así pero te equivocas. ¿Por qué dudas de tus propias capacidades? Si eres tan brillante que me haces sentir como una hermana mayor orgullosa de su hermanito.

   Las lágrimas de Armin poco a poco desaparecen.

— Si, desearía que Erwin estuviera aquí, pero eso no quiere decir que quiera que tú estés muerto. No quiere decir que odie el hecho de que te hayan dado el suero a ti —dice con firmeza, soltando uno que otro sollozo por lo emotivo y triste del momento— Te quiero Armin, y te quiero con vida. No tengo nada que perdonarte porque no me haz hecho nada malo, ni a mí, ni a Erwin, ni a nadie.