𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞 | 𝐁𝐚𝐣𝐢 𝐊𝐞𝐢𝐬𝐮𝐤𝐞. [Editada]

𝟕

Akira no podía creer que la persona que estaba  frente de ella era ni más ni menos que Shuji Hanma, alguien que planeaba dejar en el pasado. Pero lo que ella no sabe es que desde ahora todos sus planes empezarían a fracasar.

—Tanto tiempo sin verte, linda Akira.— dijo Hanma con una leve sonrisa en el rostro.

—No me llames así, Hanma.— respondió la pelinegra 

—Creo que alguien no está de buen humor.—dijo de manera burlona.

—Claro, lo que tú digas. ¿A dónde está Emma? Terminemos con toda esta mierda de una vez, ¿quieres?.—respondió seria Akira con una mirada que calaba en lo más profundo de su ser.

—Lo que tú digas, linda.—dijo Hanma sonriendo mientras levantaba la mano a uno de sus subordinados.—Tráiganla.

Y ahí estaba, la chica que juró proteger para que no pasara lo mismo que ella. Tanto Akira como Draken se encontraban viéndola paralizados, Emma estaba ahí, sana y salva. Ambos con distintas emociones pero siempre llegando a la misma, rabia.

Y la prelingra no supo en que momento la rubia se le había tirado encima para colgarse de su cuello mientras algunas lagrimas salían. 

—Kira, no sabes cuánto te he extrañado.— dijo Emma abrazando con fuerza a la pelinegra.

—Emma, espera, tienes que escucharme. Tienes que irte junto a Draken, ahora.— respondió Akira separándose del abrazo para acto seguido mirarla directamente a sus ojos.

—Pero, y ¿tú? ¿no vendrás con nosotros?— preguntó la rubia sosteniendo los hombros de la pelinegra.

Y ella lo sabía, sabía que tenía que hacer, aunque eso le costara la vida.

—No, Emma. Tengo un trato con valhalla.— dijo la pelinegra desviando la mirada.

—¿Un trato? ¿de qué se trata?— preguntó perdida mientra intercalaba su mirada en Draken y Akira.

—Trabajaré para ellos para que los dejen en paz.—respondió Akira con simpleza.

—No, no lo hagas. Cuando éramos niñas dijiste que jamás trabajarías para tipos así.— contestó ella frunciendo el ceño sin entender que había cambiado con su amiga de la infancia. Ahora la sentía muy distante, muy... fría.

—Emma, ya no existen bandos buenos o malos, solo se trata de supervivencia y trabajaré para quien sea que me mantenga con vida.— dijo seria Akira.

—No, no cambiaste, yo lo sé. No puedes cambiar, sigues siendo la misma.—dijo Emma sin darse cuenta que solo se aferraba a un recuerdo de una persona que ya jamás volvería.

—Las personas cambian, Emma, para bien o para mal.— dijo Akira acariciando el cabello de su amiga, para después tomarla por los hombros para que la mirara.—Así que, ahora vete con ellos y no mires atrás porque yo ya no estaré esperándote, haz lo mismo, te harás un favor, créeme.—dijo Akira para soltarla y darse media vuelta, dándole la espalda a sus amigos, otra vez.

Otra vez...

Emma decidió por lo menos cumplir el ultimo de su vieja amiga, yendo hacia donde estaban su novio y su amigo. Volteándose una ultima vez para ver con un deje de tristeza a la que juró proteger, pero no pudo, no pudo la primera vez y tampoco ahora. Mierda.

—Ya se nos hace tarde, vayámonos.— habló esta vez Hanma quien estaba perdiendo la poca paciencia que tenía y ella solo asintió mientras lo seguía.

A ninguno les dio tiempo de despedir bien a Akira ya que esta ya estaba subiéndose a la camioneta de Hanma, para después alejarse de ellos. Los tres se quedaron viendo como se alejaba, hasta que la perdieron, una vez más...