Cada vez que sus miradas chocaban sentían como el fuego corría por sus venas quemando hasta en lo más profundo de ellos, pero ella estaba siendo asechada por demonios del pasado, ¿el la ayudaría o huiría?
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Toman estaba ya reunida en la mansión Sano y Shinichiro también se encontraba allí.
Ya habían pasado dos horas desde que llegaron y aún no tenían ninguna respuesta sobre Akira. Algunos morían por querer saber mientras que a otros les daba demasiado miedo el saber, pero aún así todos querían saber que ella se encontraba bien. El silencio fue interrumpido por el teléfono de Mikey que mostraba que alguien lo llamaba, el solo tardó unos segundos para atender.
—¿¡Akira!? ¿¡eres tú!?—preguntó con preocupación Mikey, todos veían la escena ansiosos de saber sobre la pelinegra.
—Mikey, yo... lo siento... ella... no resistió. Mikey, Akira murió.—habló Hanma desde el otro lado de la línea mientras luchaba para no llorar.
El corazón del rubio dejó de latir cuando escuchó las últimas palabras y sin darse cuenta sus lágrimas ya estaban rodando por todo su rostro. Por la impresión dejó caer el aparato, aquella acción no pasó desapercibida por ninguno de los presentes pero solo uno se exaltó.
—¡Mikey! ¿¡qué pasó!?— gritó Baji con preocupación al ver la cara de su amigo y supo que no era nada bueno.
—Baji... chicos, lo siento... yo no... yo no pude protegerla.—respondió Mikey aún en shock.
—¿¡Qué mierda estás diciendo!?¿¡dónde demonios está Akira, Mikey!?—preguntó Baji tomando por los hombros a su amigo para verlo a los ojos.
—¡Baji, contrólate!—dijo esta vez Mitsuya para separar su amigo de Mikey.—¿Qué pasó, Mikey?— preguntó con calma aunque estuviera sintiendo todo lo contrario.
—Lo siento, chicos. Akira... ella no resistió.—dijo Mikey mientras su mirada se hallaba perdida.
Los demás solo abrieron los ojos con sorpresa, pero no fue hasta que Mitsuya cayó al suelo que todos pudieron reaccionar.
—Esto... esto es mi culpa, ella me salvó.—susurró Mitsuya con lágrimas en los ojos.—¡Esto es mi culpa!—gritó Mitsuya mientras golpeaba el suelo.
Por otro lado Baji solo subió a su habitación y se dejó caer al suelo, levantó su vista para encontrarse con una fotografía de Akira y el cuando aún eran adolescentes, la tomó y su garganta se quebró.
—¿Por qué? ¿por qué me dejaste, Kira?¿qué fue lo que hice para merecer esto?
Baji sentía como su alma era desgarrada y parte de el se iba con el amor de su vida, pero de algo estaba seguro, el no podría volver a ser el mismo y tampoco podría volver a amar a alguien como amo a Akira.
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Cuatro meses después.
Los meses pasaban y si bien todos estaban mal por la muerte repentina de Akira, habían cinco chicos que sentían como su mundo había dejado de funcionar en el momento que se les notificó sobre la muerte de la azabache. Para Baji, Mitsuya, Mikey, Shinichiro y Draken, no había nada que los animara, todo era realmente desgarrador para ellos, cada cosa que hacían les recordaba a algún momento que tuvieron con Akira. Algunos no lo buscaban, en cambio, otros buscaban a la azabache a donde fuera, como por ejemplo...