𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞 | 𝐁𝐚𝐣𝐢 𝐊𝐞𝐢𝐬𝐮𝐤𝐞. [Editada]

𝟐𝟏

10 horas para la redada.

La pelinegra estaba en la misma habitación y en el mismo hotel, ¿la diferencia? ahora mismo estaba pensando seriamente en hablar o más bien, amenazar a Mikey para que le prohíba a Baji ir al golpe, pero ella sabía muy bien que aquel azabache era tan testarudo como ella, así que solo decidió que estando allá lo protegería cueste lo que cueste.

—Kira, ¿tienes todo lo necesario? En la noche partiremos al club.— dijo Hanma entrando al lugar, interrumpiendo sus pensamientos.

—Shuji... tú... ¿por qué crees que Shinichiro haya fingido su muerte para estar con mi padre?— preguntó Akira a lo que Hanma solo suspiró.

—No lo sé, nena. Pero no saques conclusiones, después de que lo saquemos de ahí le preguntarás, ¿bien?—respondió Hanma para luego darle un golpe en la frente con dos de sus dedos.

—Sobre eso, Shuji, si algo llegara a pasarme esta noche, recuerda que siempre has sido una persona importante para mí.—dijo Akira mirando seriamente a Hanma a lo que el solo frunció su ceño.

—No digas esas mierdas, ¿quieres?—respondió Hanma. De tan solo pensar que aquella azabache podría dejar este mundo su corazón se rompía.

—Oye, no sabemos si saldremos con vida esta noche, ¿quieres decirme algo tú a mí?—dijo Akira mientra sonreía con calidez.

—No... bueno, sí, pero te lo diré cuando todo esto termine porque esta noche tu saldrás con vida, ¿entendiste?—respondió Hanma mientras que Akira solo suspiró.

—Si tu lo dices.—contestó.

Y sin más, empezaron a hacer las últimas cosas que faltaban.

 Aunque algunos no quisieran verlo pero algo estaba mal, de alguna manera u otra, todos sentían un mal presentimiento sobre esta noche, un sentimiento que les retorcía el estómago, pero... ¿qué era?

3 horas para la redada.

En la mansión Sano todo estaba arreglado pero el ambiente tenso seguía ahí y nadie sabía el por qué.

Un pelinegro se encontraba pensando en lo que pasaría esta noche y sintió que tenía que hacer algo, así que después de meditarlo algunos minutos se acercó a su amigo.

—Hey, escúchame, sé que fui un idiota, pero, si yo no vuelvo con vida de aquel lugar, prométeme algo.—dijo seriamente Baji.

—Baji... ¿qué rayos dices?—preguntó Mitsuya con preocupación por pensar que a su amigo le podría pasar algo.

—Sólo... prométeme algo, Mitsuya.

—Yo...—suspiró Mitsuya.—¿Qué?

—Has que Akira sea feliz, no dejes que se hunda, ella... ya pasó por muchas cosas y sé...—a Baji le estaba costando bastante decir aquello así que trató de relajarse y con mucho cuidado dijo las siguientes palabras.—Sé que tu puedes darle la felicidad que yo no pude, no la dejes sola, ¿podrías hacer eso?—preguntó Baji.