Cap.4 Resfriado.

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Ya eran las 10pm y yo aún seguía en la piscina, no me sacaba las palabras de papá de la cabeza ¿en verdad soy caprichosa así como dicen? Emergí y cuando lo hice me encontré con ese estupido, él cual estaba sin expresión.

Nicolás: disculpa que me entrometa, pero si sigues así puede de que te enfermes.

Isabella: no tiene porque importarte, así que vete – dicho esto volví a sumergirme. Cada vez que emergía me lo encontraba allí ¿será que no sé irá? – quisiera estar sola – le dije.

Nicolás: ¿no crees que ya llevas suficiente tiempo allí?

Isabella: ¿no crees que llevas suficiente tiempo entrometiéndote?

Nicolás: no me gusta hacer estas cosas, pero no me dejas más opción – dijo para meterse en la piscina.

Isabella: ¡¿estás loco?!

Nicolás: ¡Carajo! Esta helada.

Isabella: eso te sucede por entrometido, sal de una buena vez – para mi sorpresa el me sujeto fuerte, nuestras miradas se conectaron y nos miramos por unos segundos en silencio – ¿qué crees qué haces? Déjame – él no respondió simplemente me miraba para luego empezar avanzar conmigo – ¡déjame! – le decía mientras intentaba zafarme de su agarre. Pero él no me dejo hasta que me llevo fuera de la piscina, y es que este tipo me sacaba no sé cuantas cabezas, delante de él simplemente parecía un duende. Me podría levantar con un dedo si así lo desearía – ¿qué crees que haces?

Nicolás: no intentó hacer nada. Deberías de agradecer, porque te saque de allí antes de que te enfermaras.

Isabella: no veo que es lo que haya que agradecerte, ahora con su permiso – dije para irme de allí, este tipo me hierve la sangre. Entre a la casa y me encontré con Nacho.

Ignacio: ¿aún estabas en la piscina? – yo solo respiré pesado, Ignacio vio tras de mi, supongo que Nicolás debe de estar ahí. – ¿estaban nadando juntos? – preguntó con el ceño fruncido, y yo solo refunfuñe para salir de allí enojada y subir a mi habitación.

Después de darme una ducha caliente, y ponerme pijama salí al balcón, estaba allí pensando en todo, y creo que este dolor que siento ya no debe de estar afectándome. A pesar de que me duela y de que ha afectado mi vida para siempre, pero mi comportamiento lástima a las personas que más amo en el mundo y eso me duele. Debo de cambiar, debo de cambiar para bien, ya no puedo seguir lastimando a mi familia, ya no. Casi me da un infarto cuando vi al idiota ese casi a mi lado. Nuestros balcones se conectan solo lo divide una barandilla/barandal la cual no es muy alta, está a nivel de mis caderas, cosa que se podría pasar sin ningún problema.

Isabella: ¡¿Qué carajos?! me estás acosando o algo por el estilo? – él me ve y sonríe, pero por primera vez pude ver que su sonrisa era algo distinta.

Nicolás: ¿estás loca? Crees que alguien como yo sería un acosador? Y no solo eso, sino que te acosaría a ti? – yo lo fulmine con la mirada – debo de recordarte que vivimos bajo el mismo techo – yo solo lo ignoré y seguía perdida en mis pensamientos y mirando al jardín – ¿puedo hacerte una pregunta? – yo lo mire – puedo preguntar ¿por qué eres así, cuando tu familia es todo lo opuesto? – me preguntó.

Isabella: no dije que si podías hacerme la pregunta – dije, vi que él sonrió y yo solo entre a mi habitación.

Al otro día....

Después de alistarme baje a la cocina y me detuve cuando vi a mamá y papá.

Gabriela: cariño ya basta – le decía entre risas, mientras papá estaba detrás de ella haciéndole cosquillas y dándole besos en el cuello – amor – decía riendo.

Amor y Sufrimiento #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora