Cap. 9 bajo la lluvia.

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Mónica: ¿en qué tanto piensas? – me pregunto, sacándome de mis pensamientos.

Isabella: en qué anoche dormí con Nicolás – le confesé y ella casi se atraganta con el agua que bebía.

Mónica: ¡¿qué dijiste?! – preguntó aún tosiendo.

Isabella: eso, que dormí con Nicolás.

Mónica: estás bromeando ¿verdad?

Isabella: no Mónica, estaba lloviendo muy fuerte y todos estaban profundamente dormidos, Nacho no me respondió y pues fui hasta su habitación para conversar con él mientras la lluvia pasaba. Estábamos conversando y bromeando, y pues no sé cómo pasó, solo sé que desperté en su cama, a su lado.

Mónica: ¿te imaginas si tus padres se enteran? Qué hubiese sucedido si uno de los gemelos te hubiese visto?

Isabella: no imagines solo lo malo, no fue intencional, además no sucedió nada, solo nos quedamos dormidos.

Mónica: pero nadie lo entenderá de ese modo – de repente cambió su expresión – hablamos luego, ya tengo que irme – dijo levantándose

Isabella: Móni... – no dejó que me despidiera siquiera.

Ian: ¿qué le pasa a tu amiga? – yo volteé para verlo.

Isabella: ¿como qué, qué le sucede? Se tenía que ir.

Ian: Nacho y Nicolás ya se fueron, vamos te llevo.

Isabella: está bien.

Iba con Ian de camino a casa.

Ian: ¿por qué tu amiga en cuanto me vio se fue corriendo? – yo reí.

Isabella: ¿por qué eres tan presumido y egocéntrico? No todo gira a tu alrededor hermano querido – vi cómo me acecinó con la mirada – lo siento, solo digo la verdad.



(.....)


Ya había cenado, eran al rededor de las 9 p.m. y estaba metida en la piscina, me gusta nadar. Estaba recostada con los antebrazos en el borde de la piscina, estaba sumergida en mis pensamientos. Pero tenía la sensación de que había alguien más detrás de mí. Así que voltee lentamente para encontrarme con Nicolás frente a frente. Sus ojos penetrantes he hipnotizantes no los podía dejar de ver, sus ojos y los míos estaban conectados.

Isabella: ¿qué haces aquí? – le pregunté totalmente centrada en su mirada.

Nicolás: vine a nadar – me dijo del mismo modo. Estábamos en completo silencio, solo nos contemplábamos uno al otro, hasta que noté que su mirada bajó a mis labios y creo que la mía ha hecho lo mismo, ya que en este momento solo veo sus labios. Iba abrir mi boca para decir algo, pero sentí como una de las manos de Nicolás se posó entre mi nuca y mejilla izquierda, yo no podía emitir ningún tipo de palabras. No sé qué sucede justo en este momento.

Nicolás se acercó lentamente a mi hasta que unió nuestros labios. Unió nuestros labios sin ningún movimiento por unos segundos, como si tuviera miedo de lo que fuera hacer, hasta que empezó a mover sus labios lentamente al igual que yo. Nicolás unió sus labios a los míos, los unió en un beso suave y lento, un beso sin apuros. Lentamente nos separamos y simplemente nos vimos hasta que Nicolás rompió el silencio, yo no sabía que decir.

Nicolás: perdón por eso, yo no debí. Por favor discúlpame – dijo para salir del agua y marcharse, dejándome ahí pasmada sin poder si quiera moverme.

Al otro día....

Sentía sus labios sobre los míos, sentía cómo sus besos bajaban a mi cuello y se apoderaba de mí a la fuerza, mientras yo le suplicaba que por favor se detenga. Mientras lloraba por todo aquello, sentía cómo me lastimaba, como me comprimía, como me hacía todas esas cosas a la fuerza. Mi rostro estaba lleno de lagrimas las cuales se derramaban de mis ojos.

Amor y Sufrimiento #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora