Cap. 3 Niña Caprichosa.

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Estaba en mi habitación mirando el techo, con dos lagrimas en mis mejillas mientras pensaba en todo lo que había hecho ¿como fui capaz de hacer que mi madre sintiera esa tristeza? Limpie mis lágrimas, para ir hasta donde esté mamá. Fui a su habitación y allí estaba, ella me ve confusa, y yo corro hasta ella para abrazarla entre sollozos.

Isabella: mamá, perdón – dije entre llantos, ella por fin respondió mi abrazo – no fue mi intención, yo no quería decir todas esas cosas, yo te amo. No fue mi intención lastimarte. Yo lo siento, lo siento, perdón!

Gabriela: shh todo esta bien, todo estará bien, no te preocupes – me consolaba mientras pasaba su mano por mi cabeza y espalda – tú eres mi bebé, y siempre lo serás. Siempre te voy ha comprender.

(....)

Ya eran las 9:30pm, ya habíamos cenado. Debo de admitir que me urgía hablar con mamá, le debía ese perdón. Me encontraba en la piscina relajándome, y cómo me gusta, solo llevaba bragas/Ropa interior inferior, ya es tarde y nadie vendría a esta hora, además todo esta obscuro.

Me sumergí en el agua, cuando empecé a emerger vi a ese tipo ya metido en la piscina, él me ve sorprendido ¡Carajo!

Isabella: no.... No te acerques – le dije temerosa, mientras cubrí mis pechos debajo del agua con mis manos. Él se queda justo donde está – ¡sal! – le grite desde el extremo donde estaba, la sola idea de que me vean desnuda me aterra – ¡Carajo que Salgas!

Nicolás: ¿acaso estás desnuda? – me pregunto algo sorprendido.

Isabella: ¡te dije que salgas! ¿No me escuchaste? ¡Sal! Y no te atrevas acercarte – dije alterada, él sonrió algo sarcástico y salió. Para mi sorpresa fue hasta donde estaban las toallas, tomó una y me la acercó.

Nicolás: a menos que estés practicando para ser stripers, no sigas metiéndote así a la piscina, cualquiera puede verte – yo lo aceciné con la mirada.

Isabella: ¿quien carajos te crees para decirme que debo de hacer? Hago lo que se me da la gana, ahora retírate – él se me quedo viendo por unos segundos y luego sonrió sarcástico, para después irse.

(....)

Ya estaba acostada y solo pensaba en lo que había pasado ¿quien se cree? ¿Cree que puede mandar en casa ajena? Que idiota.

Al otro día... desayunábamos...

Santiago: ¿te has sentido ha gusto?

Nicolás: así es, muy bien.

Ian: hoy saldremos por un trago – ese Imbecil le asintió con la cabeza.

Santiago: solo no se pasen de tragos.

Ignacio: no lo aremos, ¿quieres venir Bella? –yo negué con la cabeza – ¿segura?

Isabella: no quiero ir, mejor me quedaré en casa.

Ian: cierto, hoy no podré llevarte, tengo que pasar por un lugar antes – le dijo al tipo este.

Nicolás: no hay problema, no te preocupes.

Ignacio: te puedes ir con nosotros – él solo asintió.

Íbamos de camino a la universidad, yo iba de copiloto y ese idiota iba en el asiento de atrás. Yo llevaba algo ligero.

 Yo llevaba algo ligero

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Amor y Sufrimiento #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora