ONLY THE BRAVE ── l.s.

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Con un niño pequeño en la casa, parecía que el ambiente estaba mucho más feliz. Zayn se había acercado uno de los primeros días a Louis y se había disculpado por lo de su madre.

Y él le había sonreído abiertamente. La sonrisa más genuina que podía haber dado en los últimos casi tres años.

Entonces, Freddie pasaba el día corriendo de un lado a otro, pidiendo comida y durante la noche, caía totalmente dormido en el momento que su cuerpo tocaba las sábanas.

A Louis no había cosa que le gustase más que ver a Freddie dormir. Siempre le había parecido relajante ver a los niños dormir, como cuando se negó a dormir en su habitación durante un año entero y dormía con unas Daisy y Phoebe bebés.

Luego se convirtió en un adolescente y todo aquello de dormir con sus hermanas pequeñas empezó a darle vergüenza, aunque nunca admitiría que cuando dejó de hacerlo lo echaba de menos.

Louis dormía con una mano en la barriguita de su niño. Caía dormido y despertaba a la mañana siguiente, cosa que no solía pasar por la ansiedad que le recorría en las noches.

Así que cuando empezaron sus largas jornadas en el estudio grabando las canciones que habían escrito, Louis se veía mucho más saludable.

En esa semana había comido todos sus platos de comida y solo había vomitado una tosta de atún en mal estado.

Por lo que no contaba como un episodio.

—Tommo, ¿quieres jugar fútbol conmigo y con Freddie?— Liam preguntó con la cara llena de barro y una football en las manos.

Louis sonrió y se levantó de la mesa del comedor, donde llevaba toda la mañana juntando ideas.

En el patio, Liam había montado un campo de fútbol improvisado con varios cubos.

Freddie llevaba su camiseta del equipo de Doncaster con Tomlinson en la espalda y unas bermudas blancas.

Sus pequeñas Jordan terminaban el conjunto que Louis había preparado para él esa mañana y que Liam se había encargado de ponerle.

Si, Louis amaba la ropa tamaño infantil, y tener a alguien a quien poder ponérsela le daba demasiada alegría.

El niño se lanzó sobre él y empezó a tironear de su brazo para llevarlo hasta su lado del campo.

Otra de las cosas que lo estaban haciendo ver saludable era esto. El estar al aire libre haciendo cosas que requerían un poco de esfuerzo físico.

—'apá y yo, y Liam tú soito —Liam sonrió y tocó el balón con las manos para ponerlo en el sitio exacto desde donde iba a sacar.

—Te voy a ganar, pequeñín.

—Noooo.

...

—¡Para Li! Ja ja ja ja ja ja —Freddie casi no podía respirar por las cosquillas que Liam le estaba haciendo al finalizar el juego.

Louis estaba empapado y lleno de barro, tumbado al lado del más pequeño.

Había sido una tarde absolutamente perfecta.

Realmente estaba agotado, pero era el último día que Freddie iba a pasar en Inglaterra y había querido aprovecharlo al máximo.

Habían jugado fútbol, baloncesto, tocaron el piano, horneado un pastel que estaba un poco crudo y fueron al parque.

La adrenalina se estaba yendo de los cuerpos del mayor y del pequeño, mientras que Liam y Niall seguían con demasiadas energías para tener 26 años.

Eran apenas las cuatro¹ y Louis solo quería dormir hasta la mañana siguiente.

Pero parecía que el día todavía no había acabado, porque Harry y Zayn salieron de la casa (por separado, aun no habían arreglado nada) montando la mesa para una cena en el jardín.

El asado que Harry había hecho era lo mejor que había comido desde la muerte de su madre.

Ese chico de ojos verdes era perfecto por todos lados. Guapo, amable, ¡buen cocinero!

¿Cómo creían que Louis no caería totalmente por él?

Pero no era el único, por supuesto que no.

Freddie adoraba a Harry, más de lo que Louis nunca habría imaginado. Durante la semana el niño había seguido al moreno como un patito a su madre.

Y Harry parecía amar ese trato también. Estaba siendo muy dulce con Freddie y, por consecuencia, con...

—¿Louis?

Parpadeó saliendo de sus pensamientos y miró al ojiverde atentamente.

—¿Has escuchado lo que dije? —Louis negó, avergonzado de no estar prestando atención y espero la pregunta—. ¿No podemos tener al bebé aquí un poco más?

Esos ojos.

Esos jodidos ojos.

Louis era inmune a ellos gracias a dios, pero recuerda que al principio, cuando Harry hacía la cara de perrito abandonado, le era imposible resistirse a obedecer.

—Ni lo intentes, amor.

Freddie hizo un puchero, sentado al lado del moreno y Harry lo imitó. Luego el resto de chicos hizo lo mismo.

Estúpidos que creían que Louis tenía poder sobre ello.

—No tengo su custodia, así que no puedo decidir cuanto tiempo pasa conmigo. Lo siento chicos, realmente me encantaría mantenerlo aquí, pero ya sabéis como es la ley —A su bebé le empezó a temblar el labio, y oh, dios Louis no soportaba verlo llorar—. ¡Pero pronto empieza el tour! Y la segunda semana tenemos un concierto en Los Ángeles. Tu mamá siempre te deja verme cuando estoy por allí.

Freddie dio un saltito de su silla y se abalanzó sobre su padre, que lo abrazó como si fuese el último día en La Tierra.

Quizá no en La Tierra, pero si para la buena racha de Louis.

¹ Los ingleses se acuestan muy temprano, como a las ocho.