Capítulo 25: DE VUELTA A LA REALIDAD.

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Capítulo 25: De vuelta a la realidad.

No quería soltarla.

No quería que se fuera.

Me aferraba a Selena en una abrazo rompe costillas sin importarme quién pudiese estarme viendo en mi momento cursi. De todas formas, el estacionamiento estaba vacío y no parecía haber mucha gente en la calle mientras esperábamos a que el taxi de Selena llegara.

Para mi sorpresa, todos parecían tan alicaídos como yo de que ella se fuera, sobre todo Soren, observé, frunciendo el ceño a mi casero que no se quitaba de un lado de mi hermana.

Entendía que el efecto Selena La Mariposa Social era fuerte, pero no me gustaba que la viera de esa manera anhelante como si tuviera el corazón destrozado.

Yo tenía el corazón destrozado, ella era mi hermana.

Él la había conocido por unas horas nada más, no tenía derecho de verse como un perrito atropellado por su propio dueño.

—No quiero que te vayas — Berreé, sin temor a sonar infantil o desesperada.

Me sentía desesperada.

Si bien habíamos pasado más tiempo separadas que juntas en esta visita, el tiempo en el que estuvimos ella y yo fue... necesario. Ella había estado justo cuando necesité que estuviera, había intercedido en el momento ideal, y había podido derramar mi corazón en sus manos, tomando sus palabras como el mejor de los bálsamos.

Dios, cómo necesitaba a mi hermana.

Estas pocas horas habían sido una broma irónica de lo que podía ser si yo cumplía con mi parte, y lograba que Selena viviera conmigo esta nueva etapa.

Ahora más que nunca, deseaba vivir esto con ella.

Echaría de menos nuestras profundas conversaciones nocturnas, o simplemente tomarle el pelo hasta hacerla enfurecer y que termináramos en medio de una lucha sin reglas.

Yo la echaría de menos, punto.

No quería soltarla.

— Tampoco me quiero ir Lia, pero es lo que hay — Se encogió de hombros sonriendo. — Además, por mucho que te amé, también amo a nuestras chicas y echo de menos arruinarle los falsos permisos a Lorena. Y los chistes de mamá Lina, y la comida de mamá, que lo siento Sam, pero es mejor que la tuya. Y la paciencia de Elena, con lo dura que fuiste al principio, de verdad, verdad, que extraño la paciente tranquilidad de Elena.

— Sí, también echo de menos a la pequeña Yoda. — Sonreí. — Aunque no es como si hubiésemos estado fuera por meses, no seas una drama queen.

En realidad, aunque fuera un día lo que tuviera lejos de ellas, las extrañaría igual, ellas eran parte de mí y me dolía no tenerlas tan cerca como acostumbraba.

— Sí, lo soy, y no me avergüenzo. Orgullosamente Drama Queen, me falta llegar al nivel de Lorena, pero estoy cerca. Te la calas.

— ¿No está como tardando el taxi? Necesito que llegue antes de que logre asesinarte.

— ¡Serás boba Lia!

— Y tú dramática.

— Lamento interrumpir el momento de hermanas. Lia necesita dejar de acaparar a Lena, es mi turno en el tren de los abrazos. — Soren me empujo con ligereza fuera de los brazos de mi hermana, como una serpiente, ocupó mi lugar en un rápido movimiento.

— ¿Disculpa? ¿Quieres que te reacomode la cara? — Poniéndome en posición de combate, estaba dispuesta a pelear por mi lugar en los brazos de Selena — ¡Vamos! ¡Pelea por ello como hombre!

La línea que nos une (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora