Capítulo 2: NO TAN PETER.

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Capítulo 2: No tan Peter.

Cuando decidí mudarme tan lejos de casa sabía que en parte era porque quería alejarme, sólo un poco, de toda la locura femenina que reinaba en mi casa.

Y de algunos recuerdos – y personas – que ni siquiera traeré a colación porque pertenecen al pasado.

En mi casa éramos sólo mujeres, y las amaba con todo lo que era, y llevaba sus corazones en el mío, pero a veces necesitaba mi propio espacio para ser... yo.

A veces quería hacer las cosas que yo quería sin dar muchas explicaciones al respecto, y quería hacerlas a mi manera.

A veces no quería dar explicaciones sobre por qué estaba de tal o cuál manera.

A veces sólo quería saber que tanto podía alcanzar por mi cuenta, qué tanto podía hacer a mi modo, qué tanto podía vivir, viendo las cosas cómo lo hacía mi yo interno.

Cuando me dieron plaza en una de las mejores universidades para estudiar Administración de Empresas lo consideré como una señal, era momento de salir de la red de seguridad, esa que representaba mi familia, era necesario convertir en realidad muchas cosas.

Y dejar atrás muchas otras.

Pero ese deseo se vio comprometido por nuestra economía.

Quería irme, pero era la tercera de cuatro hijas, y nuestra madre era una maestra que sólo contaba con el apoyo de su madre, quien también era una maestra pero retirada.

No creía posible el que me fuera.

Mi mamá y mi abuela amaban ser educadoras, y como tal, querían que cada una de nosotras estudiáramos lo que quisiéramos, y siempre y cuando nos comprometiéramos a estudiar, y trabajar duro, ellas nos apoyaban con todo lo que tenían, sin embargo, su profesión, con toda la vocación y lo duro que trabajaban, no permitía que ese todo fuera mucho, "irónicamente" la educación no era de las profesiones más lucrativas que digamos, ellas no tenían cómo enviar a estudiar afuera a más de una hija.

Considerando que mi hermana Selena, quien sólo me llevaba un año, también quería irse a estudiar lejos, y había esperado todo un año para poder hacerlo, me centré en tener paz con la idea de que tendría que optar por una universidad menos renombrada pero más accesible.

Tendría que ajustarme a muchas cosas al quedarme en casa, pero era capaz de hacerlo.

Sin embargo, por un error de novata, ellas se enteraron de mi aceptación en esta increíble escuela de negocios, y la misma Selena hizo mis maletas antes de que tuviera oportunidad de decir que ya no quería irme.

Yo quería saber lo que era vivir sola y tener toda la experiencia universitaria lejos de casa, lo veía como la manera para prepararme a mí misma para esa vida llena de grandes tiburones fuera de mi pequeña pecera – Porque sabía lo inclementes que serían esos tiburones – Pero no quería hacerlo a costa de sacrificar el deseo de Selena, de hacer exactamente lo mismo.

Nosotras creíamos que el amor que nos teníamos transcendería el espació que nos separara – Sea físico o emocional – Y nos ayudaría a superar las decepciones que pudiésemos tener, y así había sido, no tenía problema en aceptar un cambio en mis planes, para conflicto nuestro, tampoco Selena.

Lo que ocasionó disgustos, peleas, gritos y unos muy buenos argumentos – De ambas partes – Sobre cuál de las dos debería irse.

Las dos éramos tercas y las dos queríamos que la otra lograra todo lo que se había propuesto en la vida.

La línea que nos une (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora