Prologo

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Setsuna estaba muerta.

Su cuerpo yacía frio bajo la lluvia y Towa aun con lágrimas en sus ojos miraba la incompleta Tenseiga en sus manos. Sesshomaru vino y se fue tan rápido como llegó, como la sombra desconocida que había sido durante toda la vida de las gemelas, el padre ausente que solo hasta recientemente sabían que existía.

No podía creer que el demonio elegiría aparecer hasta después que Setsuna muriera, para entregar una espada rota y se esfumaría, como si no fuera gran cosa. No esperaba gran cosa de su padre, pero todavía se sentía enojada y un poco triste al respecto.

-Towa... -escuchó a Moroha. La chica de rojo sonaba dolorida y por lo que Towa oía, estaba luchando por acercarse-Esa espada... Sesshomaru la utilizó para revivir a Zero...

La hanyou entonces detuvo sus pensamientos de desesperación. Un destelló de esa escena apareció en su mente y miró la espada con nuevos ojos. Una espada rota era una espada rota, pero si alguien podía usarla, era ella.

No perdió el tiempo y comenzó a concentrar su youkii en la espada. Inmediatamente chispas azules brotaron y poco a poco formaron una hoja de energía, del mismo modo que Towa hacia con Kikujoumonji.

Pero no esperaba que sería tan difícil.

La hanyou gruñó cuando comenzó a sentir como una parte importante de su poder se estaba escapando literalmente de sus manos, para alimentar la hoja de Tenseiga... pero no desistiría, ¡Esta era la única posibilidad que tenía su hermana de volver!

Su poder rugió y chispeó en todas direcciones alrededor de su cuerpo, y serpenteó mientras la hoja trataba de solidificarse.

-¡Towa ten cuidado! ¡Acabamos de pelar contra Kirinmaru! - Dijo Moroha con angustia, pero sin poder acercarse- ¡Si agotas todo el poder que te queda podrías morir!

La peliblanca entonces sintió como si su cuerpo estuviera bajo una presión extrema, que amenazaba con romper sus huesos. Ella perseveró, pasando de largo las advertencias de Moroha, e inyectó todo lo que le quedaba en la espada. Si no podía traer a Setsuna, no podía entender el punto de seguir con vida.

La visión de Towa se empañó y un destello de dolor la atravesó, siendo peor que todo el sufrimiento anterior junto. Era como si sus venas se frieran, así que, Towa finalmente gritó.

Moroha sintió sus piernas débiles. No sabía que era peor: la muerte de Setsuna o ver a Towa gritar de dolor mientras exprimía lo que le quedaba de youki a su cuerpo, a riesgo de morir también. La chica de carmesí, experimentó un medio real y abrasador, ante la perspectiva de perder a sus primas, quedando sola, a su suerte, otra vez.

Incluso Kirara estaba horrorizada, aunque no pudiera expresarlo mucho, estando en su forma diminuta y no pudiendo hacer más que mirar.

Entonces todo se detuvo.

Towa colapsó parcialmente, sobre uno de sus brazos, mientras el otro sostenía a Tenseiga, con la hoja azulada completa, brillando orgullosamente. Moroha se quedó petrificada de la impresión, pero reaccionó al notar que la peliblanca no se movía y respiraba como si se ahogara. Rápidamente fue a su encuentro, ahora que era seguro, y trató de estabilizar a la chica, que apenas podía sostenerse.

- ¡Lo hiciste! – felicitó Moroha con una sonrisa enorme, aunque tensa- ¡vamos, no esperes a que tu hoja se deshaga, hazlo ya! No estoy segura de por cuanto tiempo será posible traer a Setsuna de regreso.

Towa gruñó afirmativamente, sonando terriblemente agotada, sin siquiera alzar la mirada del suelo, hasta ese preciso momento.

La primogénita de Sesshomaru reunió toda la fuerza que le quedaba y apoyándose en Moroha miró el cadáver de Setsuna, mientras lentamente sostenía a Tenseiga con ambas manos. Luego de unos segundos fue capaz de ver a unos pequeños demonios alrededor de la hanyou caída. Aunque Towa no sabía mucho sobre el tema, vio a Sesshomaru usar la espada antes, por lo cual sabía que debía cortar algo alrededor de la persona a revivir, así que infirió que debía tratarse de esos seres.

De vuelta a tiempos difícilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora