El maestro del veneno

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Moroha siguió el rastro de su madre, aunque estaba empañado por el hedor a veneno. A duras penas era reconocible el olor del guerrero que se la llevó, pero la princesa uso todo el poder de su olfato para encontrar el camino a través del bosque. Desearía poder ir mas rápido pero estaba preocupada por Sango y Miroku, quienes a lomos de Kirara, parecían cada vez en peor condición.

Y es que... mientras mas se internaban en el bosque y mas cerca estaban de alcanzar su objetivo, mas densa era la atmósfera venenosa que los oprimía. Mantenían los ojos entre abiertos y respiraban superficialmente.

Conforme avanzaban incluso Moroha notó lo hostil que se sentía el aire, aunque todavía no era una amenaza para ella, temía que para cuando llegara a la guarida de quien secuestró a su madre, el veneno seria tan fuerte que hasta ella se vería afectada.

Ni hablar de Miroku y Sango.

La joven sacerdotisa hizo una mueca, casi arrepentida de haber insistido en dejar en el pueblo a Towa... pero ya no había marcha atrás, y pese a lo complicado de todo, ella mantenía su postura.

-Sé que al menos una de nosotras necesita tiempo para sanar, pero porque tengo que ser yo?!-Se opuso Towa mientras ayudaba a Moroha a ponerse su armadura negra.

-Porque si bien yo tengo el arsenal de habilidades mas variado, tu eres la mas fuerte de entre nosotras, pero eres dependiente de eso.-Discutió Moroha ajustando un guantelete a su antebrazo derecho.- Quizá demasiado...

-Que soy dependiente de qué?

-Setsuna y yo no tenemos que cargar de frente contra nuestros enemigos cuando luchamos.-Explicó Moroha tratando de no sonar como si se jactara.-Tenemos otros medios, pero tu estilo de combate requiere que tus enemigos te respondan, luchar una y otra vez con ese enfoque hará que te hagan pedazos... y dado que eres la mas fuerte, te necesitaremos en pie, no sabemos lo que el resto de estos enemigos pueden hacer, Yakotsu ni siquiera usa youki en sus técnicas...

Towa era terca, no tonta, finalmente aceptó que Moroha se machara y ella protegería la aldea mientras iban a buscar a Kagome. Para Moroha era difícil realmente oponerse a su prima si esta se ponía seria, de algún modo estaba condicionada por instinto a obedecer, probablemente Towa era el principal motivo por el que la menor de las princesas no había hecho mas cosas imprudentes de las que ya hacia por lo general, en batalla, la hija de Inuyasha cuando se emocionaba ciertamente podía ser demasiado impetuosa, pero era algo en lo que ella últimamente trabajaba para controlar. 

Moroha confiaba en la fuerza bruta de Towa, así que mejor guardarla para alguien contra quien valiera la pena. Ademas, hasta que conocieran a los demás enemigos, no podían saber quien seria el oponente mas adecuado para cada una.

Moroha gruñó con impotencia.

Ahora mismo habían perdido la oportunidad de tal ventaja. Si tan solo lo hubiéramos sabido antes, Setsuna se habría quedado. - Pensó la descendiente de demonios.

La resistencia e inmunidad al veneno de Setsuna la hubiera convertido en la contra-medida perfecta para este sujeto, pero ya no había espacio para lamentos. Pronto Moroha comenzó a notar otra cosa, la presencia de lo que parecía ser el fragmento de la perla que llevaba incrustado el secuestrador de Kagome, definitivamente se estaban acercando.

Entonces Moroha escuchó a Kirara quejarse y algo golpear el suelo.

Para completo horror de la híbrida, al darse vuelta, encontró a su su tío en el suelo, mientras Sango bajaba de Kirara a su lado, con a penas fuerza, para tratar de ayudarlo.

-Maldita sea! Ya estábamos cerca!-Se quejó ella.

Después de todo fue mala idea traerlos. Esperaba que Shippo pudiera llegar a su padre y Setsuna rápido, tenia miedo de no ser capaz de salvar a su madre y no poder proteger a sus tíos.

De vuelta a tiempos difícilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora