Lo que sea que suceda mañana

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Moroha se levantó tan aceleradamente como si Kirinmaru hubiera entrado a la cabaña. Sus heridas protestaron, lo que hizo alarmar a Towa, quien en un segundo la retuvo cuidadosamente pero con firmeza, para que no abandonara la cama.

-Todavía no estás bien! Cuidado!-La reprendió.

-Me pondré bien!-Aseguró Moroha antes de referirse a su publico con un gesto.-A que dimensión extraña nos envió ese puto portal?

-Veinte años en el pasado, mas o menos.-Masculló Towa a su prima, comprobando que el yukata rojo de la susodicha, aliviada de no detectar complicaciones en sus heridas.

-Eso explica porque nos miran de esa forma.-Razonó ella, sintiéndose repentinamente cohibida bajo el escrutinio de los presentes, quienes se quedaron el silencio, mirando el intercambio entre las dos híbridas.-Donde está Setsuna?

-Me lo pregunto desde que llegué aquí. Con suerte no habrá caído muy lejos de nosotras.

-Y Shiki?

-Tampoco lo he visto.

Moroha gruñó con frustración. Entonces pareció recordar algo y preguntó con notable preocupación:

-La perla, estaba dentro de esa cosa...

Towa la tranquilizó sacando una pequeña perla amarilla de su yukata, cosa que trajo a Moroha un alivio inmediato.

-La recuperé con ayuda de Kagome-san tan pronto como pude.-Avisó antes de volver a guardar la gema.-Me sorprende que no la sintieras.

-No me pidas tanto, me duelen partes de mi cuerpo que ni siquiera puedo nombrar.-Se quejó mientras se frotaba a si misma. De pronto la chica de ropa carmesí le dedicó una mirada cabizbaja a la otra princesa.-Lamento lo de... hace rato, no quería atacarte, Beniyasha se me escapó de las manos.

Towa le restó importancia con una sonrisa conciliadora.

-No hay cuidado. De todas las heridas que tengo, las que me hiciste son de las que menos me preocupo.-Le aseguró acariciando la tela de su propia ropa, que ocultaba la evidencia de sus lastimaduras-... Moroha?

La joven shihanyou se había quedado mirando a la nada por un instante, antes de pestañear unas cuentas veces y mirar a... su madre?

-Eso... no son perlas arcoíris, pero se sienten... -Dijo ella señalando con una de sus garras al collar de la otra sacerdotisa, del cual colgaba un pequeño recipiente transparente con fragmentos.-Similares, de algún modo.

Kagome encerró la pequeña botella en su puño antes de dedicarle una extraña mirada a la chica de carmesí.

-Son los fragmentos de la perla de Shikon.-Explicó ella enseguida.

-Shikon... dice... - Moroha balbuceó estupefacta por un momento.

-Te dije que era el pasado.-Le recordó Towa con un hilo de voz.

-Moroha-san.-Intervino el monje dejando su cesta con comida cerca de donde esta yacía, siguiendo seguido de Sango.-Me alegra ver que se está recuperado, tengo algunas preguntas para ustedes.

Las chicas lo miraron con espectación.

-Verán...

-Preguntas una mierda! Me están diciendo que está chiquillas es MI HIJA??!-Gritó Inuyasha echando a un lado a Miroku para aproximarse a las híbridas, especialmente a Moroha.

La voz, el lenguaje corporal y el youki de Inuyasha encendió las alarmas de las chicas inugami. Todos, menos Inuyasha, se quedaron de piedra cuando vieron las miradas y posturas de las dos féminas cambiar en un instante.

De vuelta a tiempos difícilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora