Un mecha en la era Sengoku

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El silencio permaneció, fue una atmósfera tan aprensiva como lo fue la niebla venenosa de Mukotsu. La reacción de Sesshomaru fue ilegible y mantuvo a la expectativa a todos en el lugar, como esperando lo peor. Shippo y Kirara por su parte miraban en todas direcciones, no seguros de si deberían estar preocupados por el extraño ambiente que reinaba en la cabaña.

Inuyasha se sintió inesperadamente inquieto y protector hacia su sobrina de cabello pálido. No pudo evitar pensar que independientemente de las cosas que un futuro Sesshomaru haría o no, el Sesshomaru actual podría tomar de mala forma tener un hijo hanyou, igual que tomó mal tener un hermano de esas características.

Setsuna en ningún momento se sentiría cómoda con su padre cerca de ninguna persona de su manada, especialmente este Sesshomaru desconocido que ya le había atacado una vez tras negar su paternidad, nada le aseguraba que Towa no sufriría el mismo destino. La melliza mas joven al menos tenia seguridad de que con ayuda de Inuyasha, los tres podrían darle una paliza a su padre si este se lo buscaba, incluso sin ayuda de Moroha.

En cuanto a Moroha, ella se encontraba mas o menos igual que su prima de cabello azabache. La fémina de capa roja aunque bromeó y a veces defendió un poco a su tío contra las venenosas palabras de Setsuna... no era tonta, por supuesto que Moroha seria cautelosa contra un daiyoukai como Sesshomaru, no solo por su poder, sino porque sus intenciones eran desconocidas. Moroha no creía honestamente que su tío, el Sesshomaru que las esperaba de vuelta en su tiempo, le haría daño, pero este demonio? Este Sesshomaru para el que no son mas que tres híbridas al azar? Ella tenia serias dudas.

-Towa!-Exclamó Setsuna con tono imperativo.

Towa reaccionó de inmediato, dándose cuenta de la situación en la que estaban. Inmediatamente rodeó a su padre, seguida por sus dos youkai acompañantes. Mientras la chica de cabello plateado, Kirara y el kitsune colocaban cuidadosamente a Miroku y Sango en el suelo cerca de Inuyasha, Sesshomaru los miró de reojo.

El demonio ya tuvo un encuentro bastante extraño con Setsuna antes, por eso estaba interesado en encontrar a la chica y obtener respuestas claras de la hanyou que reclamaba ser su hija, y contra toda lógica, poseía características inugami que apuntaban a que ella decía la verdad, por muy imposible que fuera.

Estaba preparado para muchas cosas, pero no para, de la nada, tener otra hija.

Por lo que pudo olfatear, efectivamente olía como un pariente cercano suyo, lo suficiente para ser su descendencia directa y ademas, compartía olor de manada con Setsuna y la supuesta hija de Inuyasha.

-Este Sesshomaru no sabe mucho sobre la efímera existencia de los humanos, Inuyasha, pero me pregunto, como puede esta híbrida ser tu hija, si su madre es menor que ella?-Preguntó el demonio comparando a Moroha con Kagome.

A lo que el hanyou y su hija se congelaron.

-Como lo sup...

-No creo que exista otra mujer dispuesta a aparearse contigo.-Dijo como si fuera un detalle obvio y no una especie de insulto.

Inuyasha gruñó ofendido, mientras que Moroha resopló con enojo y solo la debilidad de su cuerpo le impidió lanzar un comentario hostil, Setsuna apretó su agarre en ella, medio para impedirle hacer algo precipitado, pero también resultando de algún modo reconfortante para la shihanyou.

-Tío, dejame esto a mi.-Pidió Towa, dejando por el momento a los humanos envenenados para dirigirse a Sesshomaru.-No tenemos mucho tiempo, pero trataré de responder a tus preguntas lo mas claro y rápido que pueda.

Towa sabia que no había mucho tiempo y que lo que menos necesitaban era el estallido de una pelea en la cabaña, con la madre y tíos humanos de Moroha en ese estado. Darle lo que pedía a Sesshomaru era su mejor apuesta para resolver el asunto de inmediato y proceder a lidiar con la situación del veneno.

De vuelta a tiempos difícilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora