“La madre yacía tirada sobre el suelo llorando, a su lado, un par de cunas con unos preciosos bebes en su interior.
-Yo la parí, yo la parí-Se repetía asustada.
Entonces se levanto del suelo y tomo un pedazo de cristal que estaba a su lado, producto del espejo que ella misma rompió.
-No dejare que mates, morirás pura-Dijo mirando al bebe de la derecha.
Una especie de hombre lobo entró y se abalanzo contra ella, haciendo que soltase el vidrió. A tras del espécimen entró un señor elegante de cabello largo y morado, con la piel negra y los ojos rojos.
-No señorita, eso no es correcto-Se acerco a la cuna y cargo al bebe que la señora estuvo a punto de matar-¿cierto nena?
Y abrió sus ojos… los ojos del mismo infierno.”
Permaneció bajola regadera alrededor de 2 horas con la chica entre sus brazos. El agua se había encargado de limpiarlos de cualquier rastro de sangre de su piel y ropas, pero el recuerdo que Dylan guardaba… Estaba muy lejos de desaparecer.
-No dejare que vuelvas a matar-Se dijo a sí mismo.
-No puedo hacer eso-Dijo ella abriendo los ojos-Lo quieras o no así son las cosas. Entre nosotros no hay tregua alguna, en una pelea solo uno puede ganar.
Allí se quedaron otro rato más, en completo silencio.
-Dame un nombre-le dijo después de un rato.
-¿Nombre?-Cuestiono sin prestarle importancia.
-Necesito uno mi señor.
Y lo pensó un momento más.
-Tu nombre será…-La miro-Danielle.
Ese día se quedo en casa. Después de lo de ayer no tenía cabeza para pensar, todos sus recuerdos lo perseguían.
Y no era el único.
A “Danielle” sus recuerdos la perseguían hasta en sueños, pero ella los sentía más bien como recuerdos de otra persona.
“-Matar esta en nuestra naturaleza-”
Ninguno se dirigió la palabra ese día. Ambos durmieron juntos como ayer, los dos sumidos en recuerdos.
Amaneció, y los sucesos de ayer empezaban a no tener mucha importancia.
-Tienes que venir conmigo-Le dijo en el desayuno Danielle-Aquí no estarás muy seguro mientras no estoy. Te llevaré conmigo.
-¿A dónde?-Dijo sin mirarla.
-A mi mundo.
Paseaban por las calles de la ciudad, se dirigían hacía las afueras.
-¿Para qué vamos?-Cuestiono en el trayecto.
-Tengo que hablar con alguien, regresaremos cuando menos lo pienses.
Y siguieron en silencio. Salieron de la cuidad y siguieron un camino de tierra que se situaba a un lado de la carretera. Continuaron hasta bajar por una vereda y luego seguir por entre las hierbas, desviándose por el camino.
Él la seguía en completo silencio, no había nada que decir, con lo de ayer le bastaba.
-Llegamos-Dijo al encontrarse frente a un gran árbol de ceiba.
-No entiendo-Dylan empezó a mirar a su alrededor.
Ella deslizó la mano por el tronco del árbol.
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El amo y la bruja.
RomanceTodos pensarían que una vida monotoma sería aburrida, pero para nuestro protagonista no. Solo que, a partir de ese momento en que la conoció, su vida dejara de ser igual. Esa chica que le enseñara un nuevo mundo más allá de su imaginación y un secre...