-El inicio de las mentiras

50 1 0
                                    

-¿Por qué me escogiste?-Dijo Dylan recostado en la cama, acariciando la espalda de Danielle quien estaba sobre su pecho.

-Por que como le dije, necesitamos de amos para…

-Eso ya lo sé-Respiro profundo-Me refiero a por qué me escogiste, si no me dejas estar a tu lado en momentos en los que debo estar… Me dices que somos nosotros quienes los controlan para que no se salgan de control pero siempre me alejas-Dejo las caricias de lado y cerró los ojos.

-Perdón…-Se puso Danielle sobre Dylan-Le prometo que no volverá a pasar.

“Era un día obscuro, ninguna luz circulaba por el lugar más que sientas de pequeñas esferitas que salían de las casitas hechas de piedra y las iluminaban tenuemente.

-Fue suficiente-Se escucho una voz débil, en algún lugar.

En la cima de una colina, una pequeña miraba el espectáculo con suma satisfacción y un extraño brillo en los ojos.

-Basta-Escucho una voz firme a sus espaldas.

La pequeña dirigió su vista hacia atrás y vio a una mujer hermosa de cabello ceniza y ojos opacos, con la mirada fija en ella. Su corto vestido estaba rasgado en su mayoría, pero no daba la impresión de haber luchado con nadie, mucho menos de compadecerse de nadie.

-Pensé que tú eras la buena-Dijo tristemente la mujer mientras se arrodillaba en el pasto seco.

La pequeña la miro sin entender, cuando se levanto, todas esas pequeñas esferitas volvían al interior de las cosas, hasta perderse en la obscuridad, una flor arriba de ellas empezó a abrirse, hasta formar un capullo brillante de metro  y medio que las iluminaba perfectamente al son del canto de los grillos, seguida de sientas de flores más.

-Si lo que hace mi hermana es correcto…-La pequeña sostuvo la cara de la mujer entre sus manitas-¿Por qué no puedo hacer lo mismo…?”

Danielle se levantaba lentamente, en verdad no había dormido nada, sus recuerdos empezaban de nuevo y eso era lo que lo impedía. Se sentó y contemplo el cielo del reino desde su posición, gracias a la hermosa vista que daba la ventana, ninguno de los residentes del lugar dormía, al menos no la mayoría. Salió de la cama vistiendo solamente un camisón algo tranparente, tomó una bata que yacía colgada en el perchero y salió de la habitación. Todo estaba en penumbras, apenas y podía verse los pasillos gracias a la luz que se colaba por las ventanas, formando una pequeña esfera azul de luz frente a su rostro, avanzo por los silenciosos pasillos.

No necesitaba pensar a donde ir, su meta estaba clara. Algo la hizo parar en seco, terminando recostando su costado contra la pared mientras sostenía su cabeza con pesadez a la vez que la mantenía agachada. El sonido de un cristal rompiéndose alcanzo a escucharse muy cerca de ella, para cuando levanto la vista, sus ojos parecían 2 llamas azules muy al fuego vivo.

-Dylan-Escucho una voz masculina en sus sueños-Despierta-Escucho la voz desesperada.

Poco a poco fue abriendo los ojos, sintiéndose muy somnoliento, lo más seguro es que no hayan pasado más que unas cuantas horas desde que se durmió. Fijó su vista a su costado, pero no estaba la persona a la que esperaba encontrar, en su lugar, sentado y con una mirada asustada, se encontraba Denovan jalándolo de la camisa.

-Qué rayos-Alcanzo a escuchar de la boca de su amigo antes de ser sacado a la fuerza de la cama  sin más que el pantalón puesto.

Se frotó los ojos y miro detenidamente a su alrededor, todo estaba normal y tranquilo… Quizá demasiado. La puerta se abrió con cautela y de ella se asomaron Vera y Nubia, la primera a la defensiva y el segundo con entusiasmo, con un solo asentimiento de ella, Denovan jaló nuevamente a Dylan, subiéndolo al lomo del animal.

El amo y la bruja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora