-Amigo del pasado.

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“Era una jovencita la que yacía acostada de lado en medio de una pradera, a su alrededor habían cientos de flores en varias tonalidades de azul, sin importar el tipo. Aquella muchachita miraba el fértil suelo, mientras sus manos acariciaban las hierbas y el césped como si estuviesen hechos por suaves telas que la acunaban a dormir todas las noches cuando no podía ingresar a su hogar.

Él cielo no podía estar más hermoso, si bien allí no se podían ver bien las estrellas si no se está en el lugar indicado, las hermosas flores que nacían de su techo brillaban tenuemente en diferentes tonalidades en ese lugar.

-Gracias por estar a mi lado… Después de todo lo que paso-Dijo entre susurros.

Se movió un poco y se puso boca arriba, admirando las flores a su alrededor, algunas de las que estaban más cerca tenían un leve color rojizo, en especial una que estaba muy cerca de su rostro, una ligera gota rodaba por los pétalos de la flor, hasta llegar al rostro de la jovencita. Era una gotita de sangre.”

Estaba rodeada por al menos 8 de ellos, todos estaban horribles y en especial deformes, suspiró con frustración, no por no creer poder vencerlos sino porque eso se le complicaba más al tener a su amo dentro del contenedor detrás de ella.

Empezó a caminar hacia a ellos con cautela y en posición de defensa, en su mano derecha llevaba consigo un cuchillo que había tomado prestado de la casa de Dylan, confiaba en sus dones pero no en modo de ataque de ellos.

Su cuerpo empezó a brillar tenuemente y su mirada se volvió gélida como 2 pedazos de hielos. No espero más, flexiono un poco las rodillas y se lanzo en contra de uno de los que estaba adelante, inmediatamente los demás se fueron en su contra. Adivinando un poco su ofensiva, tiro el cuchillo directo al cuello del que estaba delante de ella y se agacho colocando las manos en el suelo, marcas se dibujaron de color azul, estas se esparcieron un poco hasta topar con los cuerpos de sus contrincantes y brillar de inmediato, para después pegarlos al suelo.

Algunos farseaban, otros simplemente se derretían. A su alrededor de la chica, se formaron varias estacas de cristal que se fueron contra sus contrincantes. Solo 2 de ellos salieron libres de su trampa y se sostuvieron de las paredes. Ella retiro las manos del suelo mientras los cuerpos totalmente irreconocibles de aquellos caían inertes en el suelo, estiro la mano en dirección a ellos y una esfera de luz salió de su palma directo a ellos. Los otros esquivaron su ataque mientras la esfera chocaba con la pared, provocando un agujero mientras la esfera se contraía hasta desaparecer.

-¡Na thinja thuinpha phere iztha!-Dijo harta.

Antes de que los 2 tan siquiera la tocaran, los sujeto a ambos con las manos de sus rostros, de ellas salían los destellos azules, evaporando a sus contrincantes mientras estos trataban sin mucho éxito, dañar sus brazos con sus garras para que los soltase.

Soltó lo poco que quedaba de ellos, su respiración era cortada, sabía que no debía dejarse llevar, si se descontrolaba tan siquiera un poco, podría constarle no solo la vida de Dylan, sino de su futuro de ella. Sus ojos empezaban a opacarse y brillar tenuemente, como tratando de advertir de que si no salían de allí, sería muy tarde para preocuparse de algo que no sea él.

No le dio importancia del estado de los cuerpos, solo se dirigió al contenedor de basura y lo abrió sin paciencia. Dylan la miro asustado, no había visto pero si había escuchado, hasta la manera en que ella les gritó le asustaba.

Pero no hablo para nada, lo saco a la fuerza y lo llevo a rastras lo más rápido de lo que él le dejaba. Dylan notaba la tención de ella y su repentino cambio de carácter, pero se dejo llevar.

Habían recorrido media cuidad, hasta que ella se digno en detenerse. Estaban en un complejo de departamentos algo lujosos, ella lo miraba detenidamente, como si pensando en entrar o no entrar, pero al final lo hizo.

El amo y la bruja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora