-El sueño de las mariposas.

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-No debería estar aquí

Dorian entro a lo que parecía ser un ático, habían muchas cajas de maderas apiladas unas encima de otras y objetos cubiertos de polvo y mantas. Al fondo de la habitación estaba Dylan, quien mantenía alzada una manta de lo que parecía ser un cuadro.

-Debería decir lo mismo para usted-Dylan la miro fijamente-Pero ahora que está aquí…

Quito la sabana sobre el objeto, en efecto, era un cuadro enorme. Dorían se acerco hasta posicionarse al lado de Dylan, con la mirada fija siempre en la pintura cubierta de polvo. Paso la mano removiendo un poco del polvo y se vio a sí misma, entre los 11y 13 años encima de otra persona, hizo lo mismo sobre la imagen de la otra y una cara igual a la de ella se pudo definir, con la única diferencia que su cabello era grisáceo.

-Jamás supe que usted tenga una gemela-Hablo el chico con cierta burla en su voz.

Dorian empezó a reírse con nostalgia y miro detenidamente la pintura, luego cerró los ojos mientras su cabello se iba destiñendo hasta quedar gris ceniza.

-¿Cuál es su nombre, Su majestad?-Se arrodillo el pelinegro.

-Marín Azaár-Sonrió la chica e hizo una leve reverencia a modo de saludo.

-Entonces…-Dylan la miro curioso-¿Dónde está su hermana?

-Muerta ¿Dónde más?-Su cabello volvió a la normalidad-Es una pena pero bueno, nadie pregunto por ella-Sonrió divertida-Dado a nuestro parecido, no me fue difícil ocupar su lugar.

La mujer se dio la vuelta y se dispuso a irse, pero se detuvo antes de atravesar la puerta.

-Deberías ver la pintura de atrás-Habló bajo, pero lo suficiente para ser escuchada.

Cuando la mujer salió, Dylan movió el cuadro y asomó la cabeza detrás de él. Un cuadro más pequeño asomaba, en él había 3 chicas, no fue difícil identificar a las gemelas pero si a la más pequeña que estaba entre ellas, no tenía mucho parecido con ellas y su cabello era igual al de Marín.

-¿La tercera hermana tal vez?

El cuarto se encontraba en penumbras, unas débiles luces de colores se paseaban por el cuarto como si fuesen niños jugando a atraparse entre sí. Danielle estaba sentada en la cama, con las manos en los oídos, notablemente irritada.

-¡Ya me urge deshacerme de ustedes!-Gritó mientras movía su cabeza a los lados.

“-Tienes que matarlo-”

“-No, si lo hace no podremos salir-”

“-Guarden silencio, él también podría escuchar…-”

-¿Se encuentra bien?

La pelinegra abrió los ojos y se encontró con los ojos dorados de Vera que la miraban detenidamente, no pudo más que suspirar, aquellas voces aún resonaban en sus oídos y le costaba con dificultad procesar las palabras de la chica.

-Ya pronto podrá librarse de ellas, solo tiene que aguantar.

-¿Cuánto más?-Respondió irritada la pelinegra.

-No mucho-Habló quedamente mientras la puerta se abría de golpe.

Vera se paró de golpe a la vez que sus ojos adquirían una tonalidad igual a los de Danielle. Una esfera rojiza ingreso a la habitación y tras ella, el rubio.

-Buenos Días mi linda mariposa-Le sonrió a la pelinegra.

Danielle no le devolvió el saludo, más parecía mirarle con sumisión. El rubio se acerco a ella y la tomo por el mentón.

El amo y la bruja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora