𝐈𝐗. 𝐓𝐡𝐞 𝐅𝐚𝐥𝐥𝐞𝐧 𝐀𝐬𝐡𝐞𝐬

424 69 42
                                    

La nieve comenzó a caer de nuevo, Junhui estaba sentado en la habitación del cazador, viendo a través de la ventana, el albo manto depositado sobre las ramas de los árboles desnudos.

Había estado reflexionando, pensando en su posición actual en la vida. Se sentía con mucho pesar, como a la deriva. Con dos pies al borde de la cornisa, sin saber cuándo caería con él.

Sus rodillas llevadas al pecho, las abrazaba, volviendo su cuerpo aún más pequeño, buscando la protección que necesitaba.

No estaba acostumbrado a no hacer nada. Todos los días, desde que abría los ojos, hasta volver a su cama para descansar algunas horas, Jun sólo trabajaba. Las tareas que le asignaban, el sirviente que era.

El príncipe que ahora pretendía ser.

No. Ni eso. Era solamente un fugitivo. Escondido en un rincón del mundo frío, en la cabaña de un cazador que había perdonado su miserable vida. ¿De verdad tenía algún valor?

Nació en una cuna de oro, pero había sido condenado a una jaula de bronce en cuanto su preciada familia pereció. Lo mejor para él hubiera sido morir con ellos y ahorrarle al mundo su presencia innecesaria.

Suspiró y sintió el escozor en sus grandes ojos. Escondió parte de su rostro entre sus antebrazos. Le dolía todo. El cuerpo, el alma, su corazón.

Quería luchar, pero se sentía como debajo de una avalancha.

Quería tener seguridad de algo, por más mínimo que fuera, pero no tenía nada.

Estaba preocupado por Wonwoo. Por exponerlo a que le pasara algo peor, ya que le llevaría otro corazón a Jeonghan y no el suyo. El rey no tenía ni un pelo de tonto.

Aquella angustia que trataba de mantener a raya seguía regresando a él. Sólo quería ver al cazador entrar por la puerta. Encontrarse con esos ojos oscuros otra vez.

También se preocupaba por Minghao, que le había dicho que trataría de averiguar el paradero de Seungkwan.

Y por supuesto, nada lo tenía más preocupado que el destino de su amigo que se había sacrificado por él.

¿Por qué las personas hacían eso por él? Seungkwan, arriesgando todo para que escapara.

Minghao, también arriesgándose para calmar su turbulenta mente.

Y Wonwoo, perdonando su vida a pesar de que hacerlo podría costarle la suya.

No quería que los demás hicieran esos sacrificios. Ya había perdido a sus padres. No soportaría ahora perder a sus amigos.

Dejó que las lágrimas cayeran. Últimamente sólo podía hacer eso. Llorar.

Se sentía incompetente, mientras los demás actuaban por él.

Estaba enterrado bajo la nieve, o era la nieve que caía sobre los demás.

Estaba enterrado bajo la nieve, o era la nieve que caía sobre los demás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
The Prince And The Hunter (WonHui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora