𝐗. 𝐓𝐡𝐞 𝐎𝐝𝐝 𝐄𝐲𝐞 𝐁𝐞𝐚𝐬𝐭

450 77 56
                                    

La nieve negra reanudó su caída. Cómo cenizas queriendo tragarse todo a su paso. Incluso el Bosque de Yabbay estaba siendo corrompido.

Pero Wonwoo no podía pensar en nada más que en la nieve pura que así se debía mantener. Tenía la mente de un soldado. De un mercenario.

Sus músculos ya preparados, el caballo entrando en el bosque. Los soldados de Jeonghan no tendrían oportunidad.

Los escuchó cerca de él. Los tendría que atraer para matarlos ahí y no llevarlos directos con Junhui. Tendría que sacarse las moscas de encima ahí mismo.

Se colocó el arco y mantuvo el equilibrio, los vio entre los árboles, sus propios caballos trotando casi a la par del suyo. Tensó la cuerda con una flecha y entornó la mirada en uno de los soldados.

Inhaló y exhaló, esperó.

Una apertura, el estúpido guardia sin casco salió de la protección que los árboles le conferían para acercarse a atacar a Wonwoo con su espada. El hombre no tuvo tiempo de darle una mirada siquiera, pues cayó del caballo con una flecha entre las cejas.

Cargó la siguiente flecha en la cuerda, pero no tensó el arco de inmediato, guiando al caballo por aquel bosque que conocía como una extensión de sí mismo. Había crecido ahí, sus padres lo habían guiado en esa misma hierba, los árboles eran tan familiares para él.

Escuchó a más soldados y sin voltearlos a ver, contó cinco más. Los dejó acercarse, invadir sus flancos, rodearlo por detrás.

Uno de ellos se acercó con la lanza por su derecha y otro por la izquierda ya tenía la espada alzada sobre su cabeza. Cuando vio el reflejo moverse hacia él, Wonwoo se inclinó hacia atrás y tomó la lanza con su mano para dirigirla al cuello del guardia contrario.

Por más bonita y efectiva que fuera su armadura, tener el cuello desprotegido era la peor decisión. La belleza no sirve de nada si es inútil a fin de cuentas.

El guardia cayó como peso muerto. Wonwoo le pegó una patada al soldado que aún seguía a su lado, lo derribó de su equino.

Sólo quedaban tres más. Volvió a tensar su arco y esperó un poco más, el caballo trotando con rapidez debajo de él, el vaho de su agitada respiración. Un roble de tronco amplio se encontraba más adelante. Vio una flecha moverse en su periferia, caer en un árbol cerca de su cabeza, no lo había alcanzado, ya que iba más rápido que ellos. Hasta que tomó las riendas y obligó al caballo a rodear el tronco, provocando que quedara ahora de frente hacia los soldados.

Alzó el arco y lanzó la flecha al soldado que más rápido se acercaba hacia él, perforando su cuello de lleno. No tardó en poner otra flecha en el arco y dirigirla hacia la coyuntura del cuello y el hombro del soldado, que cayó por el impulso de su flecha enterrada con profundidad en la piel.

Pasó por un lado de él y lo remató con otra flecha que penetró desde su ojo derecho, atravesando su cabeza hasta la tierra. No podía dejarlos vivos y arriesgarse.

Sólo faltaba un soldado que parecía ser más inteligente que los otros al buscar protección entre los árboles. Aquel también tenía un arco.

Era cuestión de habilidad entre los arqueros o Wonwoo peleaba en un combate cercano contra él.

El cazador se adentró en las sombras de los árboles, perdiéndose entre los altos arbustos, el cielo grisáceo oscuro le daba una ventaja que decidió aprovechar.

El soldado dejó de andar el caballo y se detuvo al perderlo de vista. Preparó su arco y lo movió por su alrededor, buscando la oportunidad en que viera al cazador para atacar.

The Prince And The Hunter (WonHui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora