𝐗𝐗𝐕𝐈. 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐧𝐨𝐰 𝐊𝐢𝐧𝐠

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Llegó el alba.

La corona del sol se levantó en las montañas, iluminando el reino entero, aquel territorio cubierto de nieve en cualquier parte. El paisaje blanco y perfecto, los árboles con su manto y el cielo despejado y frío.

Había llegado el amanecer. El día comenzaba, pero no como cualquier otro.

El Bosque Negro parecía silencioso. El Bosque de Yabbay tenía a sus criaturas escondidas, cómo si presintieran que algo cambiaría.

Dos grandes pueblos, uno desolado, el otro con una latencia.

Y un gran castillo de opulencia, dónde las puertas de hierro estaban abiertas, invitando a pasar.

Dos ejércitos que se levantaban. La plata de un lado, reflejando la nieve. El oro por el otro, reflejando el fuego.

Sería la batalla final y ellos marcharían a la boca del demonio dorado.

Los caballos ya estaban siendo cargados, aquellos que habían podido conseguir. Los hombres y mujeres ya vestían armaduras y les habían sido entregadas armas de parte de los mineros.

Ellos cinco no tenían armaduras, pero sí sus picos y estaban preparados para defender lo último que quedaba de su pueblo, que prosperaría una vez más.

Wonwoo ayudaba a Minghao a enseñarle cómo manejar la espada ligera de hoja fina que el médico llevaba.

El cazador se había puesto una armadura, pero no había dejado su hacha, pues se sentía más cómodo peleando con ella y también llevando su arco.

Joshua tenía puesta su capa azulada y se encontraba al lado de su caballo, con Seokmin y S.Coups. Ellos dos hablaban aparte y se tomaban las manos, pues tomarían caminos separados al entrar en el territorio del rey en los alrededores del castillo.

Los mineros se colocaron la cota de malla, incluyendo a Chan y Hansol, a los cuales no habían podido convencer de desistir de ir directo a la batalla. Querían acompañar al príncipe hasta el final.

Y el principe yacía silencioso y meditativo, viendo a su pueblo, al ejército que había sido de su padre, el cual lideraría ahora.

El principe tenía puesta una ligera armadura de plata que resultaba con su cabello rubio. Estaba a un lado de Lilili, la yegua blanca, a la cual acariciaba. Tenía en la cadera su espada de hielo y la magia en las manos.

El frío de esa mañana era mayor, pero no insoportable. Simplemente parecía querer dominar todo, reclamar lo que era suyo.

Sentía una pesadez en su corazón porque sabía que mucha sangre sería derramada para buscar la libertad, tanto del lado de Jeonghan cómo del de Junhui.

La batalla principal era entre ellos. Quien venciera, si él o Jeonghan, haría la diferencia, pero sus ejércitos se enfrentarían también. Junhui sufría por eso, quería protegerlos a todos, pero su tarea era la más importante y no podía distraerse. Sólo le quedaba confiar en su gente y que ellos confiaran en él, pues el principe era el candil de su esperanza.

Observó a sus soldados, personas de Yabbay que habían sufrido mucho a causa del rey, preparados y montando en sus caballos.

Miró hacia los mineros que hablaban con determinación, pero en un abrazo grupal.

Miró hacia Wonwoo, que ayudaba a Minghao a subir a su caballo y le daba la mano una última vez, yendo hacia su propio caballo.

El cazador con su cabello castaño oscuro y su fuerte figura que lo hacía lucir como un caballero de plata. Miró a Junhui y le sonrió, asintiendo.

The Prince And The Hunter (WonHui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora