Capítulo I
Miro a mis compañeros entrar al interior del bar y sonrió divertida. Es nuestra última noche antes de volver a entrar a la academia, y como todos los años hemos quedado en tomar un par de copas para celebrarlo.
Me quito el casco de la moto, y me bajo de ella para seguirles adentro del bar.
—¡Hola!— les saludo cuando llego con ellos y de inmediato, Leo me abraza emocionado por verme.
—¡Isa, pensé que no ibas a venir!— dice ilusionado abrazándome, somos como hermanos, nos conocimos el primer año de la academia y desde entonces hemos estado juntos.
—Aquí me tenéis— digo divertida entrando con todos mis compañeros.
Todos me tratan como si fuera su hermana pequeña, ya que soy la única chica de nuestra clase.
—¿Está mejor tu abuela no?— me pregunta bajito Leo.
—Si, hace ya un par de semanas está en casa... Los médicos dicen que con el marcapasos lo más seguro es que ya no tenga ningún problema— le explico.
A principios de verano, a mi abuela le dio un ataque al corazón, y los médicos decidieron ponerla un marcapasos. Pero todavía la están haciendo de vez en cuando pruebas para controlarla mejor.
—Me alegro, ¿te quedarás en los cuarteles a dormir?
—Si, lo más seguro es que si.
—¿Qué quieres tomar, princesa?— pregunta uno de mis compañeros, Iker.
—Una cerveza— digo obvia, es lo único que tomo.
—Marchando. ¡Cinco cervezas y tres whiskies!— le pide al camarero alzando la voz por encima de la música.
El bar siempre está lleno este día, ya que la mayoría de los cadetes nos reunimos para celebrar el comienzo de la academia.
El bar es el típico bar de pueblo, lleno de mesas de madera oscura, y con un montón de fotos de soldados en Afganistán, Irak, algún caza y algún que otro tanque con soldados alrededor, preparándose para las maniobras. Es un bar con una clara temática militar, ya que está al lado de la base, y además, porque según me contaron el dueño es un exmilitar.
—¡Brindemos!— Iker animado reparte las bebidas, y cuando me llega mi turno me la da guiñandome el ojo antes de girarse con su copa en la mano.— ¡Brindemos por nuestro último año chavales!— todos alzamos nuestras copas y con sonrisas en nuestros rostros.
—¡Por nuestro último año!— gritamos todos al chocar las jarras y los vasos derramando un poco de su contenido por la fuerza del choque. Todos llevamos nuestras copas a nuestras bocas y damos un largo trago antes de comenzar a reírnos.
—Este año va a ser la ostia— dice Leo emocionado antes de darle otro sorbo a su cerveza.
—Si...
(...)
—¡Nadie en el tercio sabía quien era aquel legionario!— cantan gritando todos mis compañeros haciéndome reír por lo mal que lo hacen.
—Voy al baño— le informo a Leo, quien asiente para seguir bebiendo, y al igual que el resto que van ya, como una cuba.
Camino entre los oficiales y soldados, reconociendo alguna que otra cara. Al notar vibrar mi móvil en mi pantalón me paro para mirarlo asustada, pero al ver un mensaje de Bea me tranquilizo.
—Aparta— dice un hombre a mi espalda para luego empujarme para pasar.
—¡Oye pero a ti qué te pasa!— me giro molesta haciendo que todo el bar se quede en silencio. Y cuando veo al gigante que tengo frente a mí lo entiendo. El hombre que me ha empujado, aparte de ser un completo gilipollas, es un gigante de dos metros de altura y con unas espaldas anchas, muy anchas.
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Pelotón trojan
RomanceIsabel es una cadete, pero no una cualquiera. Su vida esconde muchos secretos, aunque a l vista de cualquiera, ella tiene una vida perfecta. Pero Gabriel, aparecerá en su vida y la cambiará por completo. Recuerdos, mentiras, secretos, guerra, es lo...