Capítulo IX
—¿Se encuentra bien, soldado?— me pregunta un médico una vez llegamos a uno de los hospitales de Barcelona.
—Estoy bien, no tengo ninguna herida— digo dejando que me mire las pupilas— ¿Los otros dónde están?— pregunto recordando la mano de Edgar.
—El sargento con la herida en el abdomen se encuentra en el quirófano, y el de la prótesis, debería estarlo pero no quiere que le quitemos la prótesis... El otro soldado se encuentra ya en la habitación, ha sido solo coser, ya que tenía orificio de salida.
—¿Podría verlos?— le pregunto
—Claro, el soldado está en la planta dos, pregunta a una de las enfermeras y ellas te dirán. El sargento está en observación y no se puede ir a verle, todavía están comprobando que no tenga lesiones adyacentes, como quemaduras.
—Muchas gracias...— murmuro antes de levantarme a lo que él sonríe y sale de la habitación. Cojo mi mochila y la cargo en mi hombro antes de salir de la habitación bajo la mirada sorprendida de algunos civiles.
Ignorando las miradas, camino hasta el ascensor y subo a la segunda planta, donde una enfermera me dice la habitación en la que está Gabriel. Cuando entro veo a un hombre de pie junto a la cama, pero como Gabriel posa su mirada en mi sorprendido, el hombre se gira a mirarme, y de inmediato se gira a mirar a su hijo.
—Coro-ro-ne-l brav-o-o— tartamudeo sorprendida por verle en la habitación.
—¿Qué significa esto?— dice sorprendido y confundido.
—Perdón por interrumpir, será mejor que me vaya. Ha sido un placer conocerle, coronel— digo nerviosa sin poder creerme que le esté viendo.
—¿Eres Isabel?— pregunta confundido mirándome detenidamente.
—S-i-i señor— digo nerviosa, y más aun cuando se acerca a mi con el ceño fruncido.
—¿No te acuerdas de mí?—me pregunta mirándome con los mismos ojos que los de Gabriel.
—Si le hubiera visto antes no se me olvidaría señor, es una leyenda en el cuartel— digo poniéndome firme como manda el reglamento
—Será mejor que te vayas, luego te lo explicaré— dice Gabriel con tono frío, haciendo que le mire.
—Si, porque no entiendo nada— dice sin quitarme un ojo de encima antes de salir por la puerta.
—Acabo de conocer al coronel Bravo— murmuro sin poder creermelo, mirando hacia la puerta.
—Señorita, el doctor Jimenez me ha informado que ya puede pasar a ver a su otro compañero, está en la 24.— dice una enfermera entrando a la habitación.
—Muchas gracias— digo agradecida caminando hacia la puerta.
—Isabel
—Nos vemos luego
—Pero, Isa...— me pide antes de que cierre la puerta y salga corriendo hacia la habitación de Edgar, encontrándome al coronel en el pasillo.
—¿A dónde vas con tanta prisa?— me pregunta haciendo que me pare de inmediato.
—Eh-h mi novio, está en la habitación 24, él también fue herido en el asalto. Si me permite, mi coronel.
—Si, claro...— dice frunciendo el ceño, llevandose el móvil a la oreja.
Cuando llego a la habitación, veo a Edgar tirado en la cama gruñendo de dolor.
—Edgar...— murmuro llamando su atención.
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Pelotón trojan
RomanceIsabel es una cadete, pero no una cualquiera. Su vida esconde muchos secretos, aunque a l vista de cualquiera, ella tiene una vida perfecta. Pero Gabriel, aparecerá en su vida y la cambiará por completo. Recuerdos, mentiras, secretos, guerra, es lo...