Capitulo XIII

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Capitulo XIII

Salgo de la habitación con el uniforme puesto para ir a las clases, y no con el cabo para hacer deporte. Ya que nos han avisado de que no se encuentra bien. Y ha decir verdad no me extraña, con la que se pilló ayer... Además, Bea no ha venido a dormir y eso solo significa una cosa.

Qué han tenido una noche movidita, y en el buen sentido. No como yo, que me la he pasado llorando recordando la cara de Edgar cuando se enteró de lo de Gabriel...

Camino por el pasillo encontrándome con alguno de mis compañeros, los cuales me miran cuchicheando entre ellos.

Lo saben. Ya se han enterado todos...

Camino más rápido queriendo salir de ahí pero alguien coje mi brazo deteniéndome.

—¿Gabriel?— dice molesto Iker haciendo que me entren ganas de llorar— ¿Cómo le haces eso al sargento?— me recrimina haciendo que las lágrimas comiencen a caer rápidamente—¡Qué te pasa por la cabeza!— me grita molesto pero de inmediato le apartan de mi.

—No la toques— le advierte Gabriel antes de soltarle e intentar tocarme pero me aparto.

—No te acerques a mi— le pido haciendo que los murmullos del pasillo se hagan más fuertes— No te acerques— le repito antes de marcharme rápidamente.

—Isabel— me llama con urgencia siguiéndome.

—¡Déjame en paz! ¡Ojalá no te hubiera vuelto a encontrar!— escupo mordaz haciendo que se detenga en seco.

Sin querer seguir cerca de él, vuelvo con mi camino hacia las clases. Intentando tranquilizar mi respiración, justo cuando mi móvil comienza a sonar tomándome por sorpresa, y por inercia contesto a la llamada.

—¿Hola?— pregunto continuando con mi camino.

—Elisabeth— dice con ese acento que me pone la piel de gallina.

Joder...

—Me dijeron que tú novio se enteró de todo... Una pena ¿Verdad?— dice con guasa haciéndome cabrear.

—No me toques los cojones— siseo— Ten huevos y ven a por mi de cara maldito cobarde— siseo molesta haciéndole reír.

—Echaba de menos tu carácter— dice divertido— Tu tranquila, iré a por ti dentro de poco...

—Mejor así podré enterarte una bala en la cabeza maldito mafioso de mierda— le corto antes de colgar la llamada.

Continuó con mi camino sin importarme las miradas del resto de la base, hasta que me encuentro con Edgar.

—Edgar— murmuro pero no me mira, y sigue con su camino hacia el campo de tiro, donde tengo clase con él.

Tomo una respiración profunda y decido ir por otro camino hacia allí para no molestarle.

Una vez llegó cinco minutos más tarde debido a mi cambio de camino, me encuentro con Bea esperando inquieta en la entrada.

—Isa— me llama preocupada corriendo hacia mí— Me he enterado de todo... ¿Estás bien?— murmura en mi oído.

—Bueno... No quería que pasará nada de esto— murmuro antes de separarme de ella.— Entremos— la pido a lo que ella asiente caminando a mi lado.

—Cojan sus armas y practiquen— nos ordena Edgar enfadado. Bea y yo nos acercamos a por las armas pero nos interrumpe— Murray, tú no, fuera de mi clase— dice haciendo que todo el mundo comience a murmurar.

—Señor, no puede— comienza a decir Bea, pero la cojo la mano pidiendo que se calle.

—Tu también, Bravo. No los quiero dentro de mi clase— dice serio mirando detrás nuestra.

Pelotón trojanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora