Capítulo XVII
—Id a prepararos— nos ordena. Una vez termina de darnos algunas recomendaciones, Gabriel y yo salimos de la sala y caminamos por el pasillo.
—Iré a por los exos— murmuro cuando llegamos al pasillo que da a la habitación y que termina en la cola del avión donde están el resto de los soldados.
Sin decir nada, sigue con su camino y yo entro a la habitación a buscar nuestras mochilas, una vez consigo coger todas las cosas, salgo de la habitación y camino por el pasillo hasta llegar a la cola del avión.
Una vez llegó veo a Gabriel a mi derecha por lo que dejó las mochilas y me acerco a él, olvidándome de los comentarios obscenos que hacen algunos, cuando Gabriel me ve a su lado, me ayuda a ponerme el paracaídas.
—Tu tienes que estar acostumbrado— murmuro sin saber que decir al ver que abrocha y ajusta todo con facilidad, levanta una ceja confundido— Por la BRIPAC, digo...
BRIPAC: brigada paracaidista.
—Ah ya... — dice comprobando que todo esté en orden— ¿Sabes cómo van no?
—Si, claro— digo de inmediato aunque me es inevitable no sonrojarme—. Aunque hace bastante que no lo hago, y la última vez me di de bruces contra el suelo— me sincero avergonzada y con un poco de miedo.
—Cualquier cosa tienes el intercomunicador...— dice mirándome con preocupación por lo que asiento y le regalo una sonrisa tranquilizadora, mientras se coloca su paracaídas.
—Tenéis tres minutos para saltar— nos avisa uno de los soldados de la sala—¡Abrochados los cinturones y agarraos, van a saltar!— les avisa a mis compañeros los cuales de inmediato le obedecen.
—Ponte el exo por delante y ponte la mochila en las piernas— me avisa Gabriel dándome una mochila que me imagino llevará comida y todo lo necesario.
Cojo mi arma, una HK, y la meto en la mochila comprobando que tiene el seguro y meto toda la munición que puedo, ya que nunca se sabe.
—¡Mucha ropa! ¡Mucha ropa!— gritan algunos haciendo que me sonroje tanto por la vergüenza como por el enfado.
—¡SILENCIO!— ordena el soldado, que en verdad es un sargento, molesto por su comentario.—Buena suerte soldados— dice sentándose en el asiento que tiene más cerca y abrochándose el cinturón cuando la compuerta se comienza a abrir.
De inmediato me agarró a la red de la pared mientras me pongo el aparatito en el oído junto al casco.
—Voy yo primero — me avisa Gabriel cuando la compuerta está abierta—El paracaídas se abre a determinada altura así que tranquila— me avisa antes de acercarse al final de la rampa que ya está completamente abierta, lo que provoca que el viento entre con demasiada fuerza.
—Joder— murmuro acercando al borde.
—Tranquila— dice mirándome con tranquilidad antes de volver la mirada al frente y tirarse.
Tomo aire y sin pensármelo dos veces, me tiro detrás de él, haciendo que el estómago se me contraiga y suelte un gritó por la sensación que hacía más de un año que no sentía y que jamás me ha gustado.
—¡Joder!— gritó nerviosa viendo cómo me acerco poco a poco al suelo pero todavía me queda mucho para tocarlo, demasiado.
Me pongo en posición y veo a Gabriel un poco más abajo justo a mi izquierda lo que en parte me tranquiliza, aunque el miedo no se va de mi sistema.
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Pelotón trojan
RomanceIsabel es una cadete, pero no una cualquiera. Su vida esconde muchos secretos, aunque a l vista de cualquiera, ella tiene una vida perfecta. Pero Gabriel, aparecerá en su vida y la cambiará por completo. Recuerdos, mentiras, secretos, guerra, es lo...