Capítulo III

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Capítulo III

—El nuevo es un gilipollas— murmuro abriendo la puerta con los libros en mi otra mano y con Bea detrás mía.

—Si, definitivamente. Dios, hoy ha sido agotador...— dice tirándose a la cama cansada, mientras yo dejo los libros sobre mi escritorio.

—Si, pues yo tengo ahora más clases, hasta las cuatro no acabaré— digo mirando a ver si tengo bien hecha la coleta.

—Las del equipo exo ¿no?— dice curiosa, asiento y ella suspira— Tiene que molar mazo, ya me gustaría a mí poder ir...

—Bueno, el año pasado fue todo teoría, espero que este año no sea igual...— digo cogiendo un cuaderno y un boli para poder apuntar cualquier cosa que me digan.

—Igualmente, participas en el programa más moderno de la base, por no decir de todo el ejército. Eres la soldado del futuro— dic divertida haciendo que me ría.

—Anda no digas tonterías— digo riéndome— Sabes que esos bichos ni siquiera están montados, somos como ratas de laboratorio— digo divertida caminando hacia la puerta— Luego te veo— digo divertida antes de salir.

Pero cuando levanto la mirada y veo al imbécil salir de la habitación de enfrente, me cambia el humor de golpe.

—No pongas esa cara, ni que no te alegrases de verme— dice burlón, le ignoro y sigo mi camino por los pasillos escuchando sus pasos detrás mía.

Cuando salgo de los cuartes me encamino a la zona de clases, y al seguir escuchando sus pasos me giro a verle y este de inmediato levanta la mirada para mirarme.

—¿Puedes dejar de seguirme?— le pregunto molesta haciendo que se ría

—No te estoy siguiendo, tengo que ir al edificio de las clases, no te lo tengas tan subido— dice rodando los ojos antes de seguir con su camino y pasar por mi lado ignorándome.

Molesta sigo con mi camino hacia la clase, siguiendo el mismo camino que Gabriel, hasta que este ve a uno de los oficiales y se pone a hablar con él.

—Que alegría volver a verte, hace cuánto no te veía desde que tenías ocho años ¿no?— dice el comandante, ruedo los ojos y sigo con mi camino hasta entrar a la clase donde me encuentro con algún que otro de mis compañeros del año pasado, entre ellos Iker.

—Hola— digo sonriente dejando mis cosas sobre una mesa, antes de acercarme a ellos.

—Hola cadetes— dice una voz a mi espalda, me giro al reconocer la voz y me encuentro con Edgar, el cual está mirando unos papeles sobre su mesa.

—Buenos días sargento— decimos todos al unísono

—Hoy no habrá clase como tal, hoy os tomarán las medidas para el traje exo— dice sin levantar la mirada de los papeles— Así que andando— dice levantando la mirada y de inmediato sus ojos se clavan en los míos haciendo que me sonroje.

—Perdón por llegar tarde— dice Gabriel interrumpiendo y pasando por el medio, le miro sorprendida.

¿Qué narices hace aquí?

—Bueno, ya estamos todos, marchando— dice Edgar ignorándolo por completo. —Isabel, ven conmigo— dice sorprendiéndome, rápidamente cojo mi libreta y mi boli y me apresuro a alcanzarle.

—Sí mi sargento— digo por costumbre— digo Edgar— me corrijo haciendo que sonría.

—No sabía que estabas en el equipo exo, pensé que querías ser oficial, tus notas son altísimas— dice curioso

Pelotón trojanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora