21 No fue el único en despertar

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Estaba oscuro. Hacía frío. Sintió miedo.

Completamente confundido, desorientado, encerrado. Trató de enfocarse en cada uno de sus sentidos por separado para averiguar dónde estaba metido. No veía nada. Olía un poco a polvo y a un aroma familiar que no supo identificar. No había ruido a su alrededor. Sus manos apretaron las telas sobre las que estaba acostado, palparon su alrededor y descubrió que estaba en un baúl. ¿Qué hacía en un baúl?

Notó que había hielo en la línea que unía la tapa con el resto del artefacto. Con suavidad pasó un dedo por el margen de cierre y poco a poco el hielo desapareció. Él era quien mantenía cerrado el arcón. Con manos y pies alzó la tapa y por fin pudo ver donde se encontraba. No estaba tan oscuro, por una pequeña ventana entraba la luz de la luna permitiéndole ver el cuarto. Dejó de sentir miedo. Respiró profundo, tratando de ver si alguno de sus amigos se encontraba en la misma situación, mientras su cerebro trataba de comprender lo que pasaba. Justo en ese momento, al incorporarse, algo resbaló del bolsillo de su sudadera: el portal de Norte.

El que lo mandó al pasado.

De golpe, las imágenes y los recuerdos volvieron a Jack. El accidente, el rey, la reina, los trolls, la leyenda, el reino, el establo, Elsa. Su decisión de dormir hasta que lo volvieran a necesitar. Hasta que pudiera ayudar.

Algo tenía que haber pasado.

Rápidamente Jack se puso de pie y extendió el brazo para tomar su cayado, recordando que lo había dejado recargado en la pared a su lado. Su mano se cerró en el aire. Nervioso, miró hacia todas partes, pero no vio rastro del gran palo. Lo buscó por todas partes, seguro de que debía estar cerca y bien, sino sentiría dolor o alguna desconexión. No tenía forma de saber que habían tomado su preciado cayado para usarlo como sacudidor, envolviéndolo en trapos y aprovechando su gran mango para alcanzar lugares que no habían limpiado del castillo en años. Estaba a salvo dentro de un armario en la cocina, junto con escobas, trapeadores, recogedores, trapos y cubetas.

No estaba en el ático. Tratando de mantener la calma se tomó un momento para respirar profundo y cerrar los ojos, concentrándose. Tenía que ser capaz de sentir la presencia de su otra mitad, alguna señal que le ayudara a encontrarlo. Estaba por establecer la conexión cuando los gritos de peligro lo alertaron.

—Elsa—dijo, abriendo los ojos. Con o sin cayado tenía que encontrarla. Corriendo, abrió la puerta en el suelo del ático y saltó al suelo del segundo piso. El castillo de veía diferente, había luces, adornos, banderas de Arendelle moradas y verdes con la silueta de un rostro en el medio en amarillo. ¿Qué estaba pasando?

—¡Elsa!

Oyó un gritó femenino. Corriendo fue hasta el barandal y bajó casi tropezando con sus propios pies. En la entrada del castillo había una muchacha que le resultó conocida. Con su cabello pelirrojo, y un vestido verde. Se parecía a...

Le vio el mechón blanco.

—¿Anna? —preguntó incrédulo justo cuando la princesa salía corriendo con un joven apuesto detrás. La muchedumbre de gente bien vestida permaneció dentro del castillo. Jack contempló angustiado que fuera, la entrada estaba cubierta de hielo, y al asomarse vio la fuente y el agua congelada, a la gente aterrada.

—Lo sabía, ¡lo sabía! —gritaba un viejo diminuto a los señores a su alrededor—. Esa mujer es un monstruo, ¡todos estaremos en peligro a menos que hagamos algo al respecto!

Antes de pensarlo, Jack tomó un adorno, una cajita pequeña, y se la lanzó a la cabeza. Golpeó su nuca, pero no se quedó a ver su reacción. Dio media vuelta y siguió corriendo hasta la puerta trasera del castillo. Al salir alcanzó a ver al mismo hombre que acompañaba a Anna perderse detrás del muro. Lo siguió sin dudar. Para cuando llegó a ellos sólo alcanzó a ver una silueta adentrarse al bosque, ondeando su gran capa rosa. Vio su camino de hielo en medio del mar.

—Elsa... —susurraron casi al mismo tiempo Anna y él.

Jack miró al joven hincado junto a la princesa y a la que alguna vez había sido una pequeña, sosteniendo entre sus manos un guante verde. Volvió la vista preocupado hacia el bosque. Ya podía imaginarse qué había pasado.

—El fiordo... —dijo el joven y los tres vieron como el camino de hielo de Elsa se extendía con gran rapidez. El hielo cubrió hasta donde pudieron alcanzar a ver sus ojos, el agua, los barcos, los límites del suelo. Nieve empezó a caer.

No quería dejar ahí a Anna, pero tenía que averiguar qué es lo que pasaba, cuánto tiempo había estado dormido, qué estaban diciendo en el pueblo y más importante: encontrar su cayado. Hace mucho había podido mantener a Elsa al margen, ahora no estaba seguro de lograrlo, era muy poderosa. Pero no la podía ayudar con las manos vacías.

❅❅❅

Jack no fue el único en despertar.

Ella tardó un poco más. Su sueño era mucho más profundo que el del muchacho y mucho más largo. Lo que la interrumpió no fue el sentir de algo roto, fue el frío. Tenía poca tolerancia al frío.

Con gran pesar abrió los ojos. Al igual que Jack, estaba desorientada, confundida. Pero no asustada. A esas alturas nada podía asustarla. Lo que la obligó a recordar fueron las lágrimas que rodaron por su cara, el dolor en el pecho que la acompañaba en cada segundo de su vida. Las voces en su cabeza.

Descubrió que su cueva estaba cubierta de hielo. Las paredes y el techo. Con lentitud, se puso de pie dejando caer las cobijas. Su cuerpo desnudo no recibió con gran ánimo la brisa. Volvió a agacharse y a cubrirse antes de ir hasta la salida. Todo aquello era muy raro. Aun no recordaba lo último que había vivido, las imágenes en su memoria aun cubrían sólo sus años felices.

Removió con un movimiento la gran piedra que bloqueaba la entrada de su guarida y vio a la distancia el castillo. Pronto recordó el reino y frunció los labios. Entonces, al volver la vista soltó un gruñido de sorpresa. El agua de la cascada estaba congelada. Volvió a ver el castillo, el océano alrededor cubierto de hielo brillaba. Pronto, la nieve llegó hasta ella.

Volvió disgustada al interior de su cueva. Tenía que vestirse y tenía que bajar. Descubrir si aquello era un reto, un llamado o un accidente. De cualquier forma, se haría presente. Después de siglos Arendelle volvería a saber de ella.


N/A

Hola, discúlpenme la tardanza, mi cabeza anda en todas partes y la universidad ahorcándome jeje

Pero bueno, al fin tenemos de vuelta a Jack y la primera aparición de la antagonista principal de esta trilogía wuuuuuuu

Como es un capítulo cortito no hay mucho que decir, hoy más ien les quiero contar otra cosa: desde hace ya mucho tiempo tengo una playlist de esta historia, con canciones de Frozen y con otras que creo que le quedan perfecta a los personajes y a la trama jaja

En fin, les quiero preguntar si les interesaría escucharla o verla o yo qué sé.

Bueno, gracias por leerme, lo hacemos de nuevo espero que muy muy pronto y yo los leo a ustedes en los comentarios<3

Trilogía: A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora