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Capitulo 19: Madre.


El agradable sentimiento de ser aprisionado por unos fuertes pero gentiles brazos, acompañados por pequeñas caricias en sus cabellos y pequeños susurros que le nombraban, hicieron que cierto Omega rubio abriera sus ojos, el cual se encontraba dormido.

A simple vista, pudo darse cuenta que era de día, pues a pesar de que ningún rayo de luz lograba colarse en aquella habitación, el alumbrado en aquellas gruesas y oscuras cortinas le advertían de la potente luz solar por las mañanas.

Gira su cabeza hacia un costado, apreciando como un Alfa de cabellera azulada se aferraba a su cuerpo con una sonrisa estúpida pintada en su rostro mientras susurraba su nombre entre risas tontas. Extiende su brazo hacia el contrario, depositando su mano en aquellos suaves y sedosos cabellos del mayor, acariciándole con suavidad.

Un pequeño ronroneo por parte del Alfa sorprende al rubio, quien ríe con ternura ante la acción por parte del más grande.

-Eres como un pequeño cachorro~- Suelta una sutil risilla, la cual es interrumpida por el fuerte sonar de su estómago, exigiendo por comida. Más específicamente, por sangre.

Restándole importancia hacia las exigencias de su cuerpo, observa con atención el cuerpo desnudo del Alfa frente a él, quien dormía plácidamente. Observando con detenimiento desde sus largas y abundantes pestañas hasta sus fuertes y gruesas piernas, dejando para el final el grueso miembro que se mostraba orgulloso ante su mirada.

Sin poderlo evitar, un bochornoso sonrojo se apodera de sus pálidas mejillas, recordando con vergüenza como horas antes, le suplicaba al mayor por más entre gritos de placer. Pidiendo entre gemidos que lo llenase de su esencia.

Tratando de controlar su respiración junto con su alborotado corazón, el cual debería de estar inerte como la persona muerta que era, después de todo era un vampiro, trata de ponerse de pie, pero el fuerte dolor en su espalda baja hace que casi caiga al suelo. Sin embargo, unos fuertes y conocidos brazos lo toman por la cintura, evitando que su adolorido trasero chocará contra el duro y helado suelo.

-Dio, ¿te encuentras bien?

Escuchar la fuerte y ronca voz de su Alfa llamándolo le encanto, deseando escucharla todas las mañanas.

-No es nada.

El mayor ayuda con cuidado a que el rubio se reincorpore en la cama y le observa fijamente, poniendo al Omega nervioso en sobremanera.

-Dio...- Acaricia su pálida mejilla con la palma de su mano derecha.- Eres realmente hermoso...

El menor mira con asombro al Alfa, sonrojándose por la profundidad con la que los ojos del contrario lo observan.

-Siempre me había dado cuenta de lo realmente hermoso que eres, pero ahora que estamos tan cerca, yo...- Mira los suaves labios del más bajo.- Te amo, Dio~

El Omega mantiene su vista en aquel gran océano en los ojos del mayor.

-Yo también te amo, Jojo~- Acerca su rostro al del más alto y posa sus labios en los contrarios con suavidad, empezando un lenta danza llena de cariño entre ellos.

Sin embargo, el fuerte rugido del estómago del más bajo interrumpe a la pareja.

-No nos hemos alimentado desde hace unos días.- Habla preocupado.- Además, no has ingerido sangre como es debido.- Acorta la distancia con el Omega y ladea su cuello, mostrando su delicada piel levemente bronceada.- Bebe un poco, así podremos bajar a desayunar.

Jonathan Joestar | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora