Capítulo III

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Yue:

- Y que no podremos preguntarle a tío Tenzin - dijo Kuzon señalando el barco con la insignia del Loto Blanco, cuando embarcaron, tres soldados bajaron, suspiré decepcionada y a los pocos segundos llegaron nuestros primos.

- ¡Korra! - gritaron corriendo a abrazar a Korra.

- ¿Vendrás a vivir con nosotros a la isla? - preguntó Ikki y Korra se decepcionó.

- No, lo siento Ikki... debo regresar a casa ahora.

- Nosotros también - dijo Kuzon a lo que los tres nos vieron.

- ¿Qué? - preguntaron al mismo tiempo.

- Pero aún no terminan su entrenamiento - dijo Jinora.

- Y me prometiste que jugaría con Ring - se quejó Ikki.

- Y yo con Fufu - se quejó Milo antes de saltar a los hombros de Kuzon y abrazar su cabeza - por favor no me dejes, eres como el hermano que nunca tuve.

- Me gustaría Milo, pero tenemos que volver a la Nación de Fuego - dijo Kuzon antes de darme a Fufu para intentar quitarse a Milo de encima.

- Por favor no se vayan - dijo Jinora - hace apenas unas semanas supimos de ustedes.

- Créeme queremos quedarnos porque, aunque el abuelo y el tío Tenzin no lo acepten, ustedes son parte de la Nación de Fuego al igual que nosotros - dije melancólica mientras Kuzon seguía tratando de que Milo soltara su cabeza.

- Milo, ya suéltame... Yue y yo tenemos un barco que tomar - dijo Kuzon mientras Milo seguía jalando su cara y sus orejas.

- ¡No quiero! - miré a Korra que asintió antes de sujetar a Milo y yo a Kuzon, Jinora me ayudó e Ikki a Korra. 

Por suerte Fufu y Ring también ayudaron, Ring tomó la camisa de Milo y Fufu la bota de Kuzon.

- A la cuenta de tres, uno... dos... tres - cuando Korra terminó de contar empezamos a jalar y finalmente Milo soltó a Kuzon.

- No se vayan, los extrañaremos - lloró Milo mientras Korra lo dejaba en el suelo.

- No tienen que hacerlo - dijo tío Tenzin a lo que lo vimos expectantes - luego de una charla con su abuelo, a la que por fortuna se unió Izumi... acordamos que se quedarían, pero con la condición de que respondan sus cartas y sus llamadas.

- ¡Sí! - gritó Milo antes de saltar de nuevo a los hombros de Kuzon a lo que todos menos Korra comenzamos a reír.

- Supongo que la única que debe a irse soy yo - dijo Korra desanimada antes de irse con Naga.

- Espera, hice lo posible por guiar Ciudad República hacia el sueño que mi padre y mi tía tenían para ella, pero tienes razón a perdido el equilibrio desde que él y ella... desde que ambos ya no están, pensé que podía aplazar tu entrenamiento para perpetuar su legado... pero tú eres su legado... puedes quedarte y aprender aire control conmigo - con eso Korra se emocionó - ciudad república necesita su Avatar otra vez.

- ¡Sí! ¡Gracias! ¡Eres el mejor! - dijo muy feliz y todos celebramos para que luego Korra nos cargara a los cinco sin problema alguno.

- Se nota que entrenó toda su vida para esto - le dije a Kuzon y asintió mientras su cara se ponía morada - Korra ya bájanos, Kuzon necesita respirar.

- Lo siento - dijo soltándonos.

***

Al día siguiente de eso, Korra fue a dar un anuncio a la ciudad mientras nosotros nos enfocábamos en intentar ir al mundo espiritual pero simplemente nada. Ante eso me desesperé y fui a mi habitación donde me quedé toda la tarde viendo mi álbum de fotos familiares, la mayoría lograban sacarme una sonrisa, pero esta se borró cuando me detuve en una foto en la que la tía Izumi y yo estábamos con la abuela y ella me tenía en su regazo mientras luchaba por peinarme. Recuerdo ese día, fue cuando la abuela y el abuelo nos presentaron a Kuzon y a mí ante toda la ciudad palacio como los nuevos maestros aire, seguí viendo las fotos encontrando a la abuela en la mayoría de estas. No me di cuenta que estaba llorando hasta que escuché la voz de la tía Pema.

Avatar, una nueva era (SA 2º)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora