One Shots (SamBucky, Winterbaron)

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Winterpanther

ÓDIAME POR LA MAÑANA

T'challa mira al techo desde su gran cama. Parpadea lentamente mientras la luz de la luna entra en cascada por los grandes ventanales de su derecha. La noche de Wakanda es tranquila, cálida y silenciosa, pero entonces se oyen pasos. Siempre hay pasos en la oscuridad de la noche.

T'challa dirige sus ojos hacia su puerta, esperando que se abra lentamente. En cuestión de segundos, la pesada puerta de madera se abre, dejando pasar apenas una pizca de luz tenue del pasillo. Se cierra suavemente -con un chasquido- y entonces vuelven a oírse pasos. T'challa desliza sus ojos oscuros con la figura mientras ésta se desplaza por su habitación y justo hasta el final de la cama. Se miran fijamente durante un rato, sin moverse, ni decir una palabra. Ambos se limitan a respirar.

El hombre que está al borde de su cama deja escapar un suspiro después de un rato y se pasa la mano por el pelo. Hace tiempo que se fue: se fue con Sam y Steve. Se atreve a decir que T'Challa le ha echado de menos. T'Challa parpadea de nuevo y deja que sus ojos recorran su rostro. Parece cansado; desgastado... pero bien . Parpadea cuando el hombre se pasa la camisa por la cabeza, revelando su cincelado y duro torso.

T'Challa traga.

T'Challa se fija en el cuerpo del hombre, probado en la batalla, con cicatrices viejas y nuevas en su piel, como un mapa de su tortura. La luz de la luna acentúa los músculos de los brazos del hombre mientras se mueve, bajando la cremallera de sus pantalones de carga oscuros. T'Challa gira ligeramente la cabeza hacia él, con el pecho subiendo y bajando de forma constante mientras la áspera mata de pelo oscuro se cuela por debajo de los pantalones abiertos del hombre.

Odia lo guapo que es. Lo irresistible que se ha vuelto para el Rey. T'Challa lo odia, pero aun así, cada noche, deja que este hombre se cuele en su habitación, en su cabeza, en su cuerpo... y le permite salirse con la suya, a pesar de todo lo que ha hecho (o no ha hecho, según él). A pesar de que T'Challa no se fía de él ni un pelo, incluso después de todo este tiempo.

Lo odia, pero lo necesita, como el cielo necesita el sol, la luna y las estrellas.

El hombre se encuentra ahora en todo su esplendor, tan desnudo como un hombre puede estarlo física y emocionalmente. Alcanza la fina sábana de seda negra que cubre el cuerpo de T'Challa y la levanta para deslizarse por debajo. T'Challa vuelve a mirar al techo mientras el hombre se desliza por su cuerpo desde los pies de la cama: sus dedos, tanto los de carne como los de metal, danzan por sus pantorrillas y muslos.

T'Challa parpadea de nuevo al sentir el peso del objeto de su deseo y de su odio sobre él.

El hombre baja la sábana del estómago de T'Challa, dejándola descansar sobre su cabeza mientras le mira. Apoya las palmas de las manos en el vientre de T'Challa, extendiendo los dedos sobre los abdominales antes de frotarlos, de trazarlos. Le planta un cálido y lento beso en su carne y luego otro, y otro, antes de que su lengua se deslice por el suave y rizado vello del ombligo de T'Challa.

La polla de T'Challa salta ante la idea.

T'Challa deja que sus ojos se cierren mientras el hombre sigue atrayéndolo con sus manos, su boca y su lengua. T'Challa hace bolas las sábanas entre sus manos mientras el hábil soldado empuja su polla, repentinamente dura, contra el muslo de T'Challa. La sangre corre por las venas de T'Challa cuando su cuerpo empieza a reaccionar. Su respiración se hace más fuerte y rápida, su estómago se tensa con la anticipación, su polla se levanta, rígida y firme, casi dolorosa.

El hombre empuja su cara hacia el cuello de T'Challa, besándolo rápidamente antes de succionar la sensible carne entre sus labios. Muerde suavemente y no puede evitar reírse cuando T'Challa sisea y empuja sus caderas contra las suyas. Le encanta ver al Rey así, desencajado.