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Stony

UN AMIGO EN CASA.

Desde la tarde había mucho movimiento en la mansión Stark. 

Era un viaje sobre asuntos de la empresa, solo se irían por el fin de semana, por lo que no era obligatorio llevar a su hijo.

—Cualquier problema ya sabes, los números de emergencia… —Indicó María.

— Están pegados en el refrigerador— interrumpió el castaño menor —Ya sé mamá, no te preocupes ya estoy grande y puedo cuidarme solo.

—Anthony tiene razón, María— Dijo Howard mientras cerraba una de las maletas— Bueno ya está todo listo.

—Antes de que se vayan quiero preguntarles una cosa— Comentó Tony con una pequeña sonrisa.

—¿Qué cosa, amor? —Cuestionó la señora.

—¿Puedo invitar a alguien para que se quede conmigo? —preguntó el omega—Ya saben para no estar solo todo el día.

—Ya hablamos de esto— Respondió el Stark mayor— Nada de alfas mientras no estemos en casa.

— No voy a traer a ningún alfa— Contestó Tony rodando los ojos—Pensaba en invitar a Steve.

— ¿Steve Rogers? —Dudó Howard, recibiendo una respuesta afirmativa por parte de su cachorro.

Steven Rogers, un omega rubio de ojos azules, algo bajo para su edad y un poco delgado, que le daba el aspecto de enfermizo.

Tony lo conoció en su escuela, y el primer día que lo invitó a la mansión para que la pareja pueda conocer al nuevo amigo de hijo, quedaron asombrados al ver que, a pesar de ser de personalidades opuestas, se llevaban bastante bien.

— Claro, sólo espero que sus buenos modales y cortesía se te peguen— Contestó el alfa— Aún me sorprende con todo el tiempo que pasan aún no lo hayas corrompido.

El menor sólo rodó los ojos, mientras su omega se reía por el comentario de su padre.

—Howard— Reprendió la omega a su esposo.

— Sólo estoy jugando— Se defendió el mayor.

Tony salió de la habitación de sus padres, y con una sonrisa mandó un mensaje a su amigo, después de unos minutos recibió la respuesta.

“Estaré en tu casa en una hora” fue el mensaje que recibió.

Luego los adultos bajaron con las maletas a la entrada de la casa. Mientras dejaban el equipaje en el auto dieron las últimas indicaciones a su hijo.

—Cuando lleguemos al hotel te llamaremos— Dijo su madre dándole un beso en la frente.

Luego de despedirse de sus padres entró en la casa para sentarse en el sofá, donde se quedó observando la puerta.

“Ya pasó más de una hora y Steve no viene”, comentó su lobo interno provocando en el castaño molestia.

Cuando el sonido del timbre rompió el silencio de la casa, Tony con una sonrisa, corrió a la entrada de casa, al otro lado de la puerta encontró al pequeño omega rubio con una mochila y una bonita sonrisa.

Stark no le dio tiempo a saludar cuando atacó los labios rojos del omega. Extraño el sabor dulce de la boca de Steve, no importaba si habían pasado semanas, días, incluso horas.

Se había vuelto adicto a Steve, sus ojos, su pelo, el sabor de su saliva y en especial su aroma. Tan dulce, tan suave, tan sexi.

Café con miel y toques de vainilla.

One Shots (SamBucky, Winterbaron)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora