One Shots (SamBucky, Winterbaron)

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SamBucky

PERSIGUIENDO FANTASMAS

—Sam Wilson, ¿Verdad? —.

Se desliza en la silla frente a Sam, al otro lado de la pequeña mesa de bistró. Tiene que reconocerlo. La mesa está casi escondida de cualquier mirada indiscreta. Es la última en el fondo del pequeño callejón entre los dos cafés, una gran sombrilla la oculta parcialmente no sólo del sol, sino de cualquiera que pueda estar observándolos desde arriba. No es que nadie lo haga. Lleva días siguiéndolo y Sam ha venido solo.

—Bucky. ¿Sabes quién soy? —.

—Me acuerdo de ti desde el puente —, dice, observando cómo las cejas de Sam golpean su línea de cabello. El otro hombre no esperaba eso. —También sé que eres amigo de Steve, así que me propuse saber quién eres —.

Sam le sonríe. —No esperaba menos —, dice.

Los dos se observan en silencio. Bucky se fija en la gorra de béisbol, en las gafas de sol que llevaba antes cuando le siguió desde el hotel hasta este lugar, y que ahora están colocadas sobre la mesa de cristal. Está relajado, como si sólo fueran dos tipos pasando el rato y eso le confunde. Todos le tienen terror o, en el caso de Steve, lo tratan con guantes de seda. Y aquí está Sam Wilson sin importarle nada.

—No voy a volver —, gruñe.

Sam sólo suspira.

—Te he estado persiguiendo durante el último año. Es obvio que no quieres ser atrapado. Pero un día lo harás —. Hay una mirada de suficiencia en su rostro que hace que quiera golpear al otro hombre.

—No estés tan seguro de eso —.

—Estás tratando de enderezar tu cabeza, ¿No es eso de lo que se trata? No quieres hacer daño a nadie, así que mantienes a Steve a distancia hasta que sientes que eres capaz de controlarte. Es una reacción natural, Bucky. Lo he visto con muchos de los veteranos que he aconsejado —.

—No hay nada natural en lo que Hydra me ha hecho pasar —, empuja con los dientes apretados.

—Eso no es lo que quería decir y lo sabes —, dice. —Cristo, eres tan terco como Steve, ¿Lo sabes? —.

Sam se pasa una mano por la cara y Bucky puede ver el cansancio detrás de sus ojos. Sabe que es por su culpa, porque este idiota está corriendo por el mundo persiguiendo una versión de James Buchanan Barnes que ya no existe. El James Buchanan Barnes que Steve quiere recuperar hace tiempo que está muerto y desaparecido.

—¿Steve y tú son íntimos? —, pregunta, su curiosidad se apodera de él.

—Sí, nos hemos acercado en los últimos dos años —. Observa a Bucky por un momento, con los ojos entrecerrados. —No estoy robando tu mejor amigo si eso es lo que estás pensando —.

—¿Parece que tengo doce años, Wilson? Siento decepcionarte, pero no habrá peleas de patio de colegio por quién será el mejor amigo de Steve Rogers —, dice con una sonrisa.

Sam parpadea, sorprendido por las palabras y la sonrisa. Luego suelta una carcajada que incluso tiene a Bucky sonriendo. No sabe por qué, pero le gusta Sam. 

—Eres gracioso, tío —, dice cuando deja de reírse. —No me lo esperaba en absoluto —.

—¿Y qué esperabas? —.

—Malhumorado, distante. Lo típico de los ex asesinos —. De nuevo, con la sonrisa de satisfacción.

—Eres tan jodidamente raro, Wilson —. Bucky sacude la cabeza, pero intenta no reírse.