One Shots (SamBucky, Winterbaron)

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Thundershield

EL GATO Y EL RATÓN

Steve se mordió el labio mientras inmovilizaba los brazos de Thor por encima de él, su cuerpo flexible a pesar de su mayor fuerza, dejando que Steve le empujara y tirara de él donde quisiera. Thor observó la cara de Steve mientras se recostaba, con los ojos tapados por la diversión y la excitación. Steve nunca se había sentido tanto como un ratón jugando con un gato, esperando a que se le pasara la diversión y se le inmovilizara para jugar con él.

Deslizó sus manos por los costados de Thor, observándolo inmóvil mientras rozaba su sensible axilas y costillas cosquilleantes, trazando músculos de los que los suyos eran meras copias. Thor flexionó las manos pero no las movió. Si se tratara de cualquier otra persona, Steve podría haberlas atado, pero en lo que a ellos respecta, las ataduras no tenían sentido. Y si hubiera sido cualquier otra persona, su propia fuerza superior habría anulado la necesidad de todos modos. Thor se quedaría donde Steve quería hasta que se levantara y cambiara las tornas como sólo él podía hacerlo.

Steve besó el pecho de Thor, acercándose para lamer y luego morder suavemente un pezón para ver si eso podía despertar a la bestia, pero Thor seguía mirando con una sonrisa indulgente. Steve mordió más fuerte y Thor enarcó una ceja, pero no hizo ningún movimiento para detenerlo. Steve bajó, su cuerpo rozó la polla de Thor, dura y perfecta, mientras se movía.

Cuando lo habían hecho antes, Steve lo había montado, deslizándose sobre la polla que había llegado a adorar, follándose tan fuerte como podía con la esperanza de ver a Thor deshacerse con su mano. Ser tan vulnerable en presencia de un dios, un hombre que podía dominarlo instantáneamente sin pensarlo, era el más delicioso envilecimiento. Más que cuando Thor lo sujetaba y lo follaba, más que cuando Thor abría a Steve y veía por sí mismo cuánto podía soportar. Entregándose como un sacrificio virgen, Steve se preguntó si eso era el cielo después de todo, complacer a un dios, adorarlo con todo lo que era.

La polla de Steve se estremeció ante la idea de ser follado, de follarse a sí mismo de esa manera, pero la cara de Thor seguía siendo tan presumida, tan segura de sí misma. A pesar de toda la bondad de Steve, no solía retroceder ante un desafío, y siempre eran los tipos más grandes a los que acababa cabreando. Tal vez jugaba más con el fuego ahora que no era tan pequeño. Lo que estaba en juego era mayor ahora que estaba aquí, pasando sus manos por la polla de un dios.

Con el corazón en la boca, Steve besó aún más abajo, por el abdomen de Thor, por su sólido pene y por sus pelotas. Pensó en detenerse allí, chuparlo era una recompensa en sí misma después de todo, pero había acero en su resolución, y tenía que acercarse a la llama, ver si esta era la vez que se quemaba.

Steve enganchó una mano bajo la rodilla de Thor. Su pierna era tan flexible como el resto de él y se dirigía con facilidad hacia donde Steve la empujaba, más flexible de lo que su volumen sugería. Luego, el siguiente hasta que se le presentó su presa. A Steve se le hizo la boca agua al contemplar lo que inexplicablemente se le presentaba como una imagen obscena que debería hacer que se sonrojara, pero que en cambio alimentaba sus fantasías privadas. Thor lo observó con cautela mientras se sumergía de nuevo para besar y chupar la suave piel de sus pelotas antes de levantarlas y masajearlas suavemente con una mano para poder acceder a lo que realmente buscaba.

Steve se sumergió aún más, con la lengua deslizándose por la piel caliente mientras Thor se movía, moviendo las caderas y abriéndose más, sabiendo del juego de Steve y aparentemente aún complacido de seguirle el juego.

Desde que la idea había llegado a la mente de Steve, no había pensado en nada más. De todos modos, Thor ocupaba sus pensamientos la mayor parte del tiempo en estos días, nublando su mente hasta que pudiera obtener más de él, sus labios y manos retorciéndose para tocarlo, adorarlo. Pero esta era la más baja penitencia que podía llevar a cabo, la verdadera subyugación, y por su propia mano.