One Shots (SamBucky, Winterbaron)

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Stony

—Entonces... ¿Qué tal terapia?

—No la necesitamos, Tony.

–Lo único que hacemos últimamente es pelear todo el maldito tiempo, Rogers. Si no necesitamos puta terapia, ¿entonces que es lo que nos hace falta para seguir haciendo funcionar nuestro matrimonio?

El silencio se apoderó por un momento de la habitación.

Tony resoplo molesto, removiendose sobre su lugar en el sofá, Steve sólo pudo desviar la mirada hacia algún punto incierto.

—Sexo. — dijo de repente, mordiéndose la uña del pulgar, sin siquiera girarse a ver a Tony.

El castaño soltó una risilla.

—Ni siquiera el sexo puede sacarnos de esta, Steve.

—Hace meses que no follamos, Stark. Deberíamos hacerlo.

—No lo hemos hecho porque no soportamos estar justo más de cinco minutos en la misma jodida habitación.

—Lo sé, así como sé que para tener sexo no se necesita estar en la misma habitación.

—Espera... ¿acaso estás insinuando que...?

—Sexo por video llamada. Fresco, no rutinario y me encantaría ver tu hermoso trasero abierto para mi a través de una pantalla. — murmuró con su voz de barítono, finalmente mirándolo directamente a los ojos, y la decisión en sus orbes azules color noche, Tony sintió una corriente de excitacion estremecer su entrepierna.

—Mierda, Rogers.

—No me digas que no parece una buena idea. Será excitante. Ver como te profanas a ti mismo con tus dedos, mientras yo me masturbo como un jodido crió precoz que esta viendo un sensual video para adultos... Maldición, de solo imaginarlo ya me estoy poniendo duro. — añadió y Tony apretó los labios para no soltar un gemido, ¡porque también lo estaba imaginando!

—Bien, yo iré a la habitación y tu ve al despacho. — ordenó y Steve sonrió.

—¿Debería ponerme un traje? — preguntó con tinte coqueto. Y ahora fue el turno de Tony para sonreír como un afirmativo.

—¿Y yo debería ponerme esa vieja lencería transparente?

—Solo si quieres que cuando nuestro encuentro virtual termine, suba y te la arranque yo mismo.

—Nada me excitaría tanto como que hicieras eso, Steve.

El rubio se puso de pie tras escuchar aquello, y con una brusquedad poco habitual en el correcto Steve Rogers, tomó a Tony de la cintura, levantándolo de su lugar y estampar sus labios contra los ajenos en un beso rudo y demandante que no hizo nada más que encender su llama un poco más.

—Mierda, ya sube, Tony. Sino terminaré follandote aquí mismo.

Stark ronroneo bajo ante la amenaza, pero reprimiendo el deseo de que así fuera, con una mordida en el mentón se despidió de su Capitán, para subir escaleras arriba, conectar la llamada y comenzar con el paso uno para volver a encender el fuego en su matrimonio.

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