La semana pasaba y la evasión de Isaac era cada vez más notoria, desde aquel día en el que me había dejado en mi hogar, su comportamiento era extraño, me evitaba, se saltaba nuestras clases compartidas, esquivaba cualquier contacto estudiantil que lo conectara a mi, se escapaba rápidamente cuando intentaba hablarle e impedía que nuestras miradas se crucen en algún momento del día.
estabamos empezando a llevarnos bien y conducta era tan repentina que era en lo único que tenía en mente las veinticuatro horas del día, estaba tan dispersa, que mis exagerados amigos se preocuparon por mi, necesitaba saber que había hecho para que me eludiera de esa forma, y qué mejor día que este ¿no?
[....]
Sacudía mi pierna rápidamente, inquieta, esperando a que suene la campana, tenía un plan, y debería salir perfecto, si la mínima cosa fallaba, se arruinaría, y todo empeoraría. En dos hoja blanca escribí lo planeado, una la lancé hacia el otro lado del salón, en donde se encontraba Ashton, el papel golpeó su cabeza haciendo que una pequeña carcajada se escapara entre mis dientes, y la otra fue alcanzada a Eva por Paul Keynes, el típico alumno que no sale de su casa por jugar videojuegos y al cual siempre se lo ve hurgueteándose la nariz, giré mi cabeza hacia Ashton esperando una respuesta, elevó un pulgar mientras mostraba su reluciente dentadura, incliné mi rostro hacia el lado contrario y visualicé a mi mejor amiga asintiendo con la cabeza, dándome a entender que todo estaba progresando correctamente, sonreí extensamente, todo estaba saliendo como planeaba, si seguía a así, iría más que bien.La campana sonó, y mi cuerpo se elevó velozmente para dirigirme a la puerta, allí espere a que mis amigos salieran y así empezar con lo planeado. Mientras caminábamos hacia la cafetería Eva repasaba lo arreglado.
— Entonces— hizo una pausa para dirigir la mirada a Ashton— Tú lo buscas, y nos avisas donde esta ¿quedó claro?
— Sí— afirmo— creo— inclinó una de sus cejas— Pero, si me descubre
— Tú solo disimula— dije
— Bueno— Eva juntó las manos dando un no muy fuerte aplauso— Todo listo— se posicionó detrás de Ash y le palmeo un hombro— es hora— empujó levemente su cuerpo para que emprendiera caminata. El castaño desapareció y segundos después su llamada llegó.
— Entren, no hay monos en la costa— se escuchó a través del teléfono celular
Lentamente ingresamos a la cafetería, intentando pasar por desapercibidas, lo logramos ya que a nadie parecía importarle nuestra presencia, como normalmente sucedía. Al estar una vez allí dentro nos dirigimos directamente a comprar nuestro almuerzo.
— Te tengo— susurró a si mismo la persona que permanecía del otro lado del teléfono
— Ash— lo llamé— ¿lo encontraste?— un silencioso sí llego a mi oído— ¿Dónde estas?— pregunte con un poco de desesperación en mi voz
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Al mirar hacia las estrellas fugaces
Genç KurguOtro año más de la aburrida y patética vida de Rosse, misma escuela, mismos compañeros, hasta mismos profesores. Pero su último año de curso va a ser completamente distinto a lo que ella se espera, ya que el destino decide ponerle frente ella, a un...