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Al despertar simplemente se dedicó a disfrutar el dia con sus padres, hermano y mascota. Un día tan tranquilo ya le hacía falta y ¿qué mejor momento que eso? Estar ahí le hizo olvidar todo, absolutamente todo, y regresar a su vida como niño.

Al siguiente día, ya no pensaba más en el tema de su abuelo, pero no salía de su cabeza preguntar por su pareja, se sentía mal por no avisar nada a él y sin siquiera decirle un buenos días como le era costumbre.

9:30 a.m. y despertó, al instante sus fosas nasales se inundaron de un olor que extrañaba demasiado desde que se mudó a vivir solo, volvió a aspirar aquel olor dando a la conclusión de que se trataba lo que su madre preparaba, tortilla de patatas. Rápidamente entro a la ducha, después de haces sus necesidades entró a la ducha, de manera rápido y relajante se dedico a aciarse, una vez fuera puso su ropa interior y su vestimenta de hoy. Dios una mirada rápida de nuevo al reloj a su móvil; 9:48 a.m y sin más bajó a desayunar.

Saludó a sus padres y hermano quienes le esperaban en el comedor, recibió un buenos días a la vez que su madre le servía el desayuno. El tiempo pasó tranquilo entre platicas y risas, típico de su familia, siempre tan unidos y tan atentos entre todos.

¿Qué piensas hacer hoy, hijo? — preguntó su madre viendo al menor.

Am, primero quisiera a comprar un móvil nuevo — todos le miraron confundido — el día que salimos de la casa de los abuelos, en un ataque de ira lo estrellé contra la pared y cayó en un balde de agua por lo cual no me preocupe en tomarlo de nuevo — habló apenado recibiendo risas como respuesta.

— Esta bien hijo, aquí están las llaves del coche para que vayas más rápido — su padre le entregó las dichosas llaves junto a una sonrisa.

No tardes mucho, que hoy es un dia de sorpresas para ti — canturreó divertido Miguel, a la ves que levantaba y bajaba sus cejas sucesivamente de forma pícara.

Jesús solo le observó confundido dando una sonrisa divertida, a veces su hermano era demasiado loco. Una vez terminado su desayuno. Subió a lavar sus dientes y arreglarse para salir. Tomó las llaves del coche y sin más salió rumbo al centro comercial.

En el trascurso, se dio cuenta que el tanque del auto estaba casi vacío por lo cual optó antes por llenarlo. Justo al salir de echar combustible al auto se percató que a unos metros más adelante estaba los restos de un accidente automovilístico y los paramédicos desviaban el tráfico hacia otro camino. El ver la escena, un dolor en el pecho llegó a Jesús pero decidió ignorarlo y seguir aún con ese malestar.

Una vez aparcado el coche, corrió rápidamente a buscar su nuevo móvil. En menos de 20 minutos ya tenía su nuevo móvil en sus manos. Recordó el número telefónico de su hermano y llamó rápidamente, estaba feliz pues quería que su hermano le diera el número de su amigo Lexosi y así empezar de poco a poco a tener contacto con sus amigo. Jamás imaginaba lo que en esos mismos momentos.

¿Diga? — contestó Miguel luego de dos tonos.

¡Mig! Soy Jesús, ya tengo mi nuevo móvil — exclamó contento.

El otro suspiró pesadamente, estaba nervioso, no tenía idea de como darle la noticia a Jesús pues sabía lo desesperado que se pondría.

Escucha Jesús, acabo de hablar con Lexosi, ya viene para acá y necesito que tu vengas al hospital ¡ya! — dijo totalmente nervioso.

¿Lexosi? ¡¿qué pasa Miguel?! ¿El está bien o tu? — la desesperación invadió su cuerpo y la angustia — ¡coño Mig! Dime que pasa — volvió a exigir en un grito.

Solo Tú || HERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora