𝟏𝟐

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| 𝐅𝐞𝐞𝐥𝐢𝐧𝐠𝐬 |

Desperté y sentí un peso sobre mi cintura al igual que una respiración tranquila sobre mi cuello, giré lentamente y lo vi

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Desperté y sentí un peso sobre mi cintura al igual que una respiración tranquila sobre mi cuello, giré lentamente y lo vi.

Dormía tranquilamente, con un semblante pasivo y sin preocupación alguna.

–Buenos días.– murmuró con la voz ronca mientras se acurrucaba en mi cuello.

–Buenos días.– acaricie su cabello.

–¿Sabes algo?.–

–¿Qué ocurre?.– murmure.

–Tengo dos vistas increíbles en estos momentos.– me abrazo.

–¿Ah si?.– solté una risita.

–Si, un excelente amanecer y tu entre mis brazos.– Se enderezó y beso mi frente.

–Eso solo significa una cosa Tom.–

–¿Qué?.– preguntó confundido.

–Olvidamos cerrar las persianas.– reí.

–Al menos los vecinos saben que vendré más seguido.– rio y se acercó para besarme.

–¡Tom!.– me sonroje.

–Tenemos...tememos que...alistarnos...– murmuró entre cada beso.

–Es sábado Tom.– me queje.

–Podemos quedarnos un rato más pero....hay algo que me gustaría decirte.– me abrazo.

–Te escucho.– me recargue sobre su pecho.

–Se que no es la mejor forma de decirlo y quizá sea muy rápido, pero me encararía que salieras conmigo...– habló nervioso mientras acariciaba suavemente mi cabello.

Alce la mirada para encontrarme con sus ojos azules, me miraba de una manera nerviosa e inquieta.

–¿En serio?.– susurre.

–Quizás sea un poco apresurado pero, sea cual sea tu decisión la respetaré, si dices que si prometo hacerte la mujer más feliz, me entregaré a ti como nunca lo e hecho con alguien, y...–

Lo mire atentamente y con la mirada lo invite a continuar.

–Y no importa si dices que no, yo te esperare el tiempo que sea necesario para que estés segura de esto, esperare por ti porque se que podemos tener algo bueno, merecemos felicidad y puedo jurar que tu eres mi felicidad.– continuo.

–Y claro, si tu aceptas y cualquier medio te incomoda podemos fingir  frente a ellos por mi no hay probl...– lo interrumpí.

–Tom...por supuesto que me encantaría salir contigo y sobre los medios, eso lo decidiremos después.– me subí sobre su regazo y lo bese.

–Por cierto, debemos ir a la farmacia, anoche no use condón y...– murmuró nervioso.

–Tranquilo, más tarde iremos.– le sonreí acariciando su mejilla.

Estuvimos al menos una hora más acostados, había momentos en los que nos abrazábamos o besábamos, pero realmente platicamos cosas al azar.

–Tengo una comida familiar...– habló.

–Lo se, me comentaste que es el cumpleaños de Jaz.–

–Yo estaba pensando que si tú quieres puedes venir conmigo.– rio nervioso.

–¿Eso significa conocer a tu familia?.–

–Si, bueno no– soltó una risa nerviosa.

–¿Entonces?.– pregunte.

–Solo estará Chris, mi sobrina y supongo que amigos de Jaz, mis padres y los demás no podrán venir.– me contó.

–De acuerdo.– sonreí.

–¿En serio?.– me miró sorprendido.

–Por supuesto, puede que sea un buen comienzo.– lo tome de las mejillas acercándolo a mi.

–Me encanta pasar tiempo contigo.– me beso. –Pero tengo que irme, necesito cambiarme.– me separo lentamente para poder levantarse.

–Tengo algo de ropa, tal vez pueda servirte.–

–¿Tienes ropa de hombre?.– preguntó.

–Quizás puedas tomar un baño y después pasamos solo a que te cambies.– murmure.

Me levante tomando la camisa de Tom para cubrirme, fui a mi closet buscando unos pants grises y una playera blanca. 

–Toma, estoy segura que te quedarán bien.– le entregue las prendas.

–¿Son tuyos?.– arqueo una ceja.

–Si, digamos que tome algunas prendas de mi hermano antes de venir.– reí.

–¿Y eso?.– preguntó mientras se dirigía al baño.

–La ropa de hombre es bastante cómoda.– escuché que soltaba una risa mientras el sonido de la regadera comenzaba a escucharse.

Por mi mente solo pasaban dos cosas, tomar un baño con Tom o darle un poco de privacidad mientras preparaba el desayuno.

Abrí suavemente la puerta tratando de no hacer ruido, pero escuché su voz.

–Creí que nunca vendrías.– murmuró.

–¿Me estabas esperando?.– dije mientras dejaba caer la camisa y me acercaba a él.

–Claro que te estaba esperando.– me apego a él.

–Tal vez podríamos pasar a desayunar.– dije.

–Prefiero saltarme el desayuno y comerte a ti.– me tomó por el cuello mientras sus labios se pegaban a los míos.

El baño pasó entre besos, caricias y algo más; definitivamente había tomado la mejor decisión en el día.

¿𝐔𝐧 𝐡𝐢𝐣𝐨? | 𝐓𝐨𝐦 𝐅𝐞𝐥𝐭𝐨𝐧 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora