Mina no podía creer lo que estaba pasando, de un momento a otro parecía una jodida coincidencia que no le estaba gustando para nada. Primeramente, esa mirada, ahí frente a ella, con una expresión de sorpresa y preocupación, la conocía. Jeongyeon estaba ahí y no solo eso, sino que parecía estar cerca de Chaeyoung, su esposa. Jeongyeon por su parte estaba sumamente nerviosa, Mina no tenía buena cara y a juzgar por la forma en la que la estaba mirando desde hace unos segundos, sabía que la japonesa no iba a ser muy amable.
Todas las personas en aquel momento estaban tensas, desde Nayeon hasta Chaeyoung, excluyendo un poco a Tzuyu ya que la pequeña no estaba segura de quienes eran las personas en el lugar, además de sus madres.
Pero finalmente, alguien rompió la pequeña batalla de miradas de Jeongyeon y Mina, pues esta última sintió un agarre algo débil en su brazo, notando que Chaeyoung era quien estaba sujetándola. La artista estaba recobrando un poco el aliento y al mismo tiempo, trataba de pensar en que decir en ese preciso momento, algo debía decir al respecto y debía ser pronto, antes de que todo se viniera abajo.
-Mina... -Soltó, primeramente, tratando de articular alguna buena excusa, pero para ser franca, no tenía ni idea de que más decir. Se sentía como un cachorro atrapado.
-Chaeyoung, ¿Estás herida? - Mina pregunto primero, quitándole la oportunidad de la chica para hablar.
-Yo... no, estoy bien...- contesto aun recuperando el aliento, intentaba ponerse de pie nuevamente, a lo que inconscientemente, guiada por su instinto constante de ayudar, Jeongyeon la tomó del brazo para que se apoyara y se terminara de poner de pie, Mina nuevamente miró a la rubia de cabello corto, tratando de entender que estaba haciendo ella ahí y que era lo que sucedía concretamente.
-Jeongyeon...- Mina llamo primeramente a la más alta, quien se puso tensa ante la voz de Mina pronunciando su nombre. -Tu estas aquí... ¿buscando a Nayeon?- preguntó por fin mientras echaba una mirada a la mencionada. La castaña sentía como su corazón latía con gran fuerza contra su pecho.
¿Qué debía decirle a Mina? Cualquier cosa que pudiera decir en ese momento pondría en peligro absolutamente todo lo que habían logrado hasta ahora. Estaban en un aprieto complejo de manejar y simplemente se sentía temerosa de arruinarlo todo. Jeongyeon podía ver como Mina observaba a la castaña, aunque la pregunta haya sido para ella, Mina esperaba a que Nayeon dijera algo al respecto... tenía que darle seguridad a Nayeon lo antes posible.
-Mina, ni siquiera sabía que Nayeon estaba en la ciudad... encontrarnos aquí es mera casualidad, puedes estar segura de ello- Jeong sonaba segura de lo que decía, logrando, para sorpresa de todas, que Mina asintiera aceptando aquella simple explicación.
-Entiendo...- contesto Mina para terminar de ayudar a Chaeyoung a poner de pie y después, sujetando su mano y con una mirada que casi parecía rogar, continuo. -Chaeyoung... quiero que me expliques que haces aquí y que está sucediendo. Primero me llamas diciendo que nos esperas en casa, pero... resulta que estas aquí, desfalleciéndote. Necesito que seas honesta conmigo- la japonesa tenía sus ojos cristalinos.
-Tengo muchas cosas que pensar antes de explicarte...- Contesto presa del pánico que sentía internamente, estaba a nada de ser descubierta por su familia.
-¡Pues hazlo de una vez!- Mina exigió con sentimientos expresados en el tono de su voz, la chica estaba frustrada.
Pero nuevamente, Chaeyoung no tenía palabras para decir, simplemente no había planeado que hacer en caso de que Mina la atrapara de esa forma. Sin embargo, al igual que Nayeon, veía en peligro todo lo que habían logrado en ese instante. Algo tenía que hacer, y quien debía salir más limpia de aquello debía ser Nayeon.
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Quédate a su lado
RandomMina era su tesoro más grande, lo más valioso que tenía en la vida. La amaba demasiado como para imaginarla siquiera llorar su ausencia. Por ello, haría hasta lo imposible por llenar el vacío que dejaría su pronto adiós. Aún si aquello significara e...