Capítulo 23 "Más que a nada"

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Nayeon jamás imaginó que tendría a dos "infantes" en esa casa, si bien había empezado a saber cómo tratar con Tzuyu, con la cabeza del hogar Myoui se convirtió en una pequeña sorpresa, al darse cuenta que la japonesa no sabía quedarse con las manos quietas. Había hecho de todo para salir de la cama, sin importarle ser regañada por la taiwanesa, Nayeon e incluso Jihyo, quien llamó por teléfono, diciéndole que se comportara o no la dejaría volver hasta que descansara adecuadamente.

Cómo era de esperarse, las advertencias de Jihyo tampoco le importaron en absoluto.

Aquella mañana, después de ir a dejar a Tzuyu al colegio, Nayeon volvía con total calma, notando una grúa frente a la casa Myoui, se apresuró a llegar, notando que, por fin, el auto de Mina estaba como nuevo, evidentemente, la japonesa estaba afuera, apoyada de la pared, recibiéndolo y firmando lo que fuera necesario.

-Esto sería todo, señorita Myoui. Gracias por confiar en nosotros- agradecía el hombre y tras un cordial saludo, se retiraba.

Nayeon solo sonrió divertida, tal parecía que Mina no pensaba descansar nada.

-Myoui Sharon Mina ¿Se puede saber por qué está fuera de la cama?- Nayeon le hablaba, notando como Mina solo suspiró.

-No iba a dejarlos esperando hasta que llegaras- se defendía.

-No importa que, siempre encuentras un pretexto- se reía Nayeon y abría la puerta para que Mina ingresara.

-Pero, aún no he revisado a mi bebé- se quejaba, haciendo referencia de "su bebé" a su auto.

-Mina... Pon tu trasero adentro, ahora- Nayeon hablo un poco más severa, logrando que, tras un bufido poco femenino, Mina entrara a la casa con andar lento.

Cuando ambas ingresaron, Nayeon guío a Mina a la cocina para que se sentara a desayunar, cosa que la japonesa hizo sin objetar. Era un alivio para la mayor que Mina ya pudiera andar sin apoyo de nada.

-Eres afortunada Mina, no todos los días estoy de ánimo para preparar mis panqueques especiales- Nayeon se jactaba mientras comenzaba a hacer la mezcla. - ¿Quieres café o leche?- preguntó.

-Si se trata de tus panqueques, en definitiva, quiero leche- Mina respondía con una cálida sonrisa. Esto mientras sacaba su teléfono celular y mironeaba un poco.

Nayeon simplemente le dio la espalda y terminó de preparar la mezcla. Inconscientemente no podía parar de sonreír, ya que el escenario le parecía sumamente agradable; ella siempre se imaginó poder compartir mañanas así con la persona que amaba, y por supuesto, Mina era quien siempre estaba en cada una de esas fantasías que mantenían tan cálido a su corazón.
Miró hacia atrás de reojo a la japonesa y se sorprendió un poco al percatarse de que Mina también estaba viéndola con cautela. Cuando la menor se vio descubierta, rápidamente bajo la mirada de vuelta a su teléfono celular, tratando de ocultar el ligero sonrojó que se apoderó de sus mejillas.

Nayeon sonrió aún más, sintiendo que aquella situación era lo más cercano que tendría relacionado a esas fantasías en las que imaginaba compartiendo con el amor de su vida un delicioso desayuno.
La felicidad que experimentaba era tal que simplemente comenzó a tratar una canción de su juventud, una que le recordaba a esa dulce japonesa de 14 años, mirando un anime de idols, lugar de dónde salió aquella música. En aquel entonces, de alguna manera, mientras Mina cantaba con voz suave aquella canción, Nayeon la miraba fijamente, su sonrisa, su bello y perfecto perfíl. Nayeon supo que se enamoraba de Mina en ese preciso momento.

Por otro lado, en cuanto Mina escuchó la melodía que Nayeon tarareaba, la miró rápidamente. Conocía esa canción e inevitablemente su corazón comenzó a acelerarse, mientras una sonrisa comenzaba a dibujarse en sus labios. ¿Como olvidar el día que la escucharon juntas por primera vez mientras veían aquel anime?

Quédate a su ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora