Capítulo 31 "Enmendación"

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Jihyo suspiró aliviada, le acababan de notificar que Mina por fin había despertado. Así que rápidamente se dirigió a la familia Myoui, dispuesta a dar la buena noticia.

-Oigan, Mina ya está despierta. Vemos, despierten- movía a los padres de Mina para que reaccionarán, así como le daba pequeñas palmadas a Tzuyu, para que también despertara.

Tzuyu se incorporó somnolienta y tallando sus ojos, parecía algo desconcertada.

-De verdad, ¿Mamá Mina despertó?- Tzuyu preguntaba entusiasmada, despejandose de su anterior sueño.

-Así es, ven conmigo; vamos a verla y a darle una cálida bienvenida - Jihyo le respondía ahora a Tzuyu, ofreciéndole su mano, mientras le dedicaba una gran sonrisa.

Los padres de Mina también se alegraron de escuchar que su hija por fin despertaba de la anestesia y al igual que Tzuyu, se levantaron entusiasmados por el llamado de Jihyo.

-Vamos, ella estará feliz de verlos- Jihyo insentivaba una vez más, y finalmente, todos se apresuraban a ir a la habitación de la japonesa, deseosos de verla.

Con el entusiasmo a flote, todos se dirigieron a aquella habitación que le habían indicado a la abogada y tras un breve pero esperado camino, por fin llegaban a la habitación, abriendo la puerta y viendo ahí a la japonesa, tomando la mano de una invitada algo inesperada para los progenitores Myoui.

-Nayeon ¿Cómo estás?- Jihyo se acercaba hasta la cama, dándole una palmada suave a la coreana mayor en su espalda.

-Mejor, ahora que ella está consciente- la castaña contestaba, mirando algo nerviosa a los padres de Mina, quienes la miraban de una forma que no le estaba gustando nada.

Jihyo y Nayeon entonces se hicieron a un lado, permitiendo que Tzuyu pasará inmediatamente con Mina, la menor se acercó tan rápido como tuvo, y la mano que hace un momento sostenía Nayeon, ahora la sostenía la Taiwanesa, esto mientras sus ojos se ponían cristalinos.

-Hola pequeña, ¿Te encuentras bien?- Mina le sonreía a su hija, está solo asintio, tratando de darle a Mina una sonrisa agradable.

-Eso es lo que yo debería preguntarte. Cuando te vi desplomarte frente a nosotras... estuve tan asustada, resé a todos los dioses posibles porque no te apartaran de mi lado- Tzuyu decía a Mina tratando de contener sus lágrimas, pero falló, derramando lentamente aquellas lágrimas. - Eres mi madre y todo lo que tengo actualmente, me niego a perderte también... no sé que haría sin ti- y con esas palabras, Tzuyu se inclinaba sollozando, depositando un casto y puro beso en la mano de Mina que aún sostenía.

Todos los presentes tragaron el nudo en sus gargantas, provocado por las palabras de la menor, conmovidos por el amor que la Taiwanesa sentía hacia Mina.

Mina simplemente le dedicó una sonrisa más amplia, mientras con su otra mano libre, acariciaba el rostro de Tzuyu.

-Lo volvería a hacer, solo para asegurarme de tu bienestar, mi pequeña- Mina comenzaba a hablar, acariciando repetidas veces con su pulgar la mejilla de la menor. -Eres una niña preciosa, y muy valiente Tzuyu... te amo, pequeña- y con ésto, Mina ahora sujetaba la mano de Tzuyu y le proporcionaba un beso igual de casto.

Finalmente, Tzuyu se acercó más, para poder abrazar a Mina, de una forma que no causará ningún esfuerzo o dolor a la japonesa. Nayeon se vio tan enternecida por la imagen frente a ella, valía cada segundo y lo atesoraria en su memoria. Pues se trataba de un lado hermoso de la mujer que amaba.

Los padres de Mina también se acercaban hasta la camilla, acompañando a madre e hija en su dulce momento, intercambiando un par de palabras con Tzuyu y Mina.
Más atrás, Nayeon y Jihyo permitían a la familia tener su momento.

Quédate a su ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora