❝𝐀𝐋𝐀𝐍𝐘𝐒 𝐑𝐎𝐒𝐒 pasó toda su vida tratando de demostrar lo fuerte y capaz que era para cualquier tarea. No fue hasta que comenzaron a sucederle eventos que no podía mantener bajo su control que todo lo que había construido se derrumbó.
𝐅𝐑𝐄...
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Dulce tortura.
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Se reducían considerablemente los días para la primera prueba del torneo de los tres magos. Foxy podía ver a su amigo castaño demasiado nervioso, aunque él no lo quisiera admitir.
A Cedric se le notaba en la mirada la frustración que sentía. Habían sido muy pesados para él los últimos días, en especial cuando salió en El profeta el artículo de Rita Skeeter que hablaba un 98% de Harry y el otro 2% de Fleur y Krum —con sus nombres mal escritos— y que ni siquiera mencionaba a Cedric.
—«Finalmente, Harry ha hallado el amor en Hogwarts: Colin Creevey, su íntimo amigo, asegura que a Harry rara vez se lo ve sin la compañía de una tal Hermione Granger, una muchacha de sorprendente belleza, hija de muggles y que, como Harry, está entre los mejores estudiantes del colegio» —Leyó Lottie con un marcado tono de indignación.
Leyeron el periódico en voz alta con la esperanza de vitorear a Cedric cuando se mencionara su nombre en el artículo, pero se quedaron con la boca abierta cuando ni siquiera eso aparecía.
La cara de desilusión del castaño había dicho todo ante el artículo.
—Me dicen Cedric invisible —les expresó lanzando el diario a otra parte. El castaño tenía la cara llena de vergüenza, a diferencia de sus amigos, quienes estaban enojados.
—No es culpa tuya, Potter siempre logra robar la atención —dijo Alec para reconfortarlo. Todavía le tenía cierto rencor a Harry y lo hacía notar cada vez que se le hacía mención. Solo no podía superar que no había podido participar.
Foxy le dio un pisotón por debajo de la mesa y él pelinegro la fulminó.
—Harry no tiene la culpa, chicos. —habló Lottie—. Vean, al pobre parece que quiere que se lo trague la tierra y lo escupa en otra parte del mundo.
Miraron a Harry que trataba de pasar desapercibido en la mesa de Gryffindor. Estaba encogido mirando directo a su plato del desayuno como fingiendo que no existía.
